Gaceta Médica Madrid | jueves, 19 de noviembre de 2015 h |

La oxitocina podría tener un importante papel en el tratamiento del trastorno del espectro autista (TEA). Según un estudio publicado en PNAS y en el que ha colaborado una investigadora de la Universidad del País Vasco (PV/EHU), Olga Peñagarikano, con una gran trayectoria en el estudio del autismo y de la relación de la oxitocina con esta enfermedad, la liberación de oxitocina produce un aumento en la producción de anandamida, lo que hace que los ratones muestren una preferencia por interaccionar socialmente.

Se cree que al menos una parte de pacientes con TEA podría tener una disfunción en este sistema. De hecho, en otra publicación reciente, la investigadora demostró que un modelo de ratón de autismo presentaba unos niveles reducidos de oxitocina en su cerebro y que la administración de la misma mejoraba su comportamiento social. Para ello, construyó un vector vírico —un virus modificado de manera que no es patogénico, es decir, no produce ninguna enfermedad— para transferir un receptor artificial a las neuronas que producen oxitocina en el ratón. Esta técnica, llamada Dreadd (Designer Receptors Exclusively Activated by Designer Drugs, es decir, receptores de diseño exclusivamente activados por drogas de diseño), es un técnica muy útil en el estudio de circuitos neuronales: consiste en transferir un receptor artificial a las neuronas de interés, que serán activadas o desactivadas exclusivamente mediante la administración de un determinado fármaco para ver su efecto.

El doctor Piomelli, investigador de la Universidad de California y experto en endocanabinoides, contactó con Peñagarikano para poder utilizar el vector desarrollado por la investigadora vasca en la técnica Dreadd, en un estudio que ha servido para demostrar que la liberación de oxitocina produce un aumento en la producción de anandamida (una sustancia endógena, producida por nuestro cuerpo, que actúa sobre los receptores canabinoides, mismos receptores sobre los que actúa el cannabis). “Mi implicación en este trabajo ha sido la de compartir el vector vírico necesario para la técnica Dreadd y supervisar y asesorar en su uso para garantizar su utilización exitosa”, explica Peñagarikano.

Los resultados obtenidos en la investigación sugieren que uno de los mecanismos por los que la oxitocina hace que las relaciones interpersonales se perciban como agradables podría ser a través de la liberación de anandamida. Aumentando la cantidad de anandamida se observa que los ratones muestran una mayor preferencia por interaccionar socialmente. Cuando se activa el sistema de la oxitocina, tanto farmacológicamente como mediante la técnica Dreadd, se produce un aumento en la producción de anandamida. Se sabe que la oxitocina interactúa con otros neurotransmisores en este sistema, como son la serotonina y la dopamina. Este trabajo “desvela un nuevo componente en el sistema, lo que podría tener implicaciones a la hora de desarrollar fármacos para enfermedades afectadas por deficiencias en la conducta social, como el autismo, basadas en la modulación de este circuito”, concluye Peñagarikano.