SERGIO ALONSO,
Redactor jefe
de La Razón
| viernes, 03 de enero de 2014 h |

Dentro del desmadre padre en el que ha convertido la Sanidad la España autonómica, el PSOE debería empezar a tomar nota del PP, y meter en vereda a sus ovejas díscolas, como ha hecho este partido con Manuel Llombart en Valencia, al frenar en seco la aventura inexplicable de los algoritmos. Ferraz tendría que poner orden en sus territorios porque estos le rompen el mensaje sanitario que lanza a nivel central. Apunto en concreto a Andalucía, comunidad rebelde y caprichosa desde tiempos inmemoriales en Sanidad, y foco de tensiones innecesarias y absurdas con un sector receloso del doble lenguaje que emana del socialismo. El asunto capital que resquebraja la doctrina sanitaria de Ferraz es el de las polémicas subastas, el método ideado por la hoy consejera de Hacienda, María Jesús Montero para arañar unos euros a costa de los laboratorios y, de paso, atornillarles por no se sabe aún qué motivo. Continuadas por su sucesora, las subastas constituyen un golpe en la línea de flotación del sector y, en lo que se refiere al PSOE, un torpedo contra los parámetros sanitarios sobre los que dice pivotar el partido. Ferraz declara de forma abierta su apuesta por un pacto que preserve la innovación, en lo que constituye un guiño claro a la industria y una crítica velada al PP, incapaz por lo que se ve de facilitar el acceso de los nuevos medicamentos a los hospitales sin trabas ni cortapisas. Pero, ¿de qué innovación habla el PSOE, si Andalucía apuesta por burdas copias desdeñando los fármacos de marca?

Pregona el PSOE la necesidad de cambiar el modelo de producción económico para que España no funcione a golpe de ladrillo. Lo inexplicable es que lance esta necesidad y consienta al mismo tiempo que la Junta adjudique los medicamentos a empresas semidesconocidas que los importan de Asia. Casi tres de cada cuatro fármacos adjudicados mediante el diabólico sistema proceden del Este, lo que evidencia que, o Andalucía va por libre y hace lo que le da la gana, o que la proclama de Ferraz es sólo un mero brindis al sol. Lo que está claro en cualquier caso es que la iniciativa Andaluza no crea empleo, castiga a la industria que investiga y produce en España y ahorra lo justo, pues la Junta ha tenido que rebajar muy mucho sus previsiones.

Andalucía desmonta al PSOE porque, al hilo de las subastas, ha intentado asfixiar a las farmacias, las mismas a las que Ferraz asegura defensa, y porque atenaza a los médicos que compatibilizan su raquítico sueldo con la privada, como si ganar más en los ratos libres fuera un pecado. La incongruencia de los discursos es tal, que no se sabe si es Ferraz el que dicta la política, o es Andalucía a golpe de puño contra el sector.

¿Qué licencia ha comprado Rovi a un laboratorio que se está desmontando poco a poco?

¿Qué mujer hace tiempo que no pisa ya por Farmaindustria? ¿Por qué?

¿Qué líder de una organización médica trató hace meses de revolver a su hospital en contra del PP?

¿En qué hospital madrileño los dos mandamases de un servicio campan por sus anchas y apenas acuden a trabajar?

¿Qué alto responsable de la industria está muy enfadado con el debate sobre el nuevo código deontológico?