SERGIO ALONSO,
Redactor jefe
de La Razón
| viernes, 21 de febrero de 2014 h |

De un colectivo formado por alrededor de 1,52 millones de funcionarios, alrededor de 1,24 millones, el 81,83 por ciento del total, prefiere recibir asistencia sanitaria en un centro privado antes que en el sistema público. Esta realidad objetiva y, por tanto, incuestionable, se remarca año tras año con estadísticas parecidas dentro del llamado Modelo Muface, pero los datos de elección de enero de 2014 tienen, si cabe, más relieve, por cuanto se han producido después de una campaña sin precedentes en España contra las clínicas privadas y el papel que pueden jugar en un modelo público lastrado por la crisis económica, al calor de la externalización frustrada en Madrid.

Llamativas son,también, las estadísticas relativas a los cambios dentro del propio modelo de la mutualidad de funcionarios. De los 102.042 beneficiarios que han solicitado recibir atención por parte de otro proveedor médico, sólo un 7,58 por ciento -7.737 mutualistas- ha optado por dejar la sanidad privada para acudir a la pública. El resto, el 92,42 por ciento, ha elegido alguna entidad privada del seguro, lo que da muestras de la satisfacción que les produce la asistencia que reciben en él. Los datos evidencian que, lejos de tener quejas, los mutualistas refrendan la atención proporcionada. Y ello, pese al estrangulamiento presupuestario que sufren las compañías que forman parte de Muface, como han denunciado los sindicatos, y que ha provocado, por ejemplo, la salida volutaria de Sanitas por no poder obtener la rentabilidad esperada.

Visto lo visto, ¿es cierto que los españoles se decantan mayoritariamente por la pública? ¿Es cierto que los prestadores privados sacrifican la calidad por la rentabilidad? ¿Es cierto que escatiman medios técnicos y humanos para ganar más a costa de los enfermos? ¿Es razonable que se satanice a estos proveedores y que se desprecie su papel a la hora de auxiliar a una sanidad pública infrapresupuestada por culpa de la merma de la recaudación impositiva y del descuadre de las cuentas públicas? En el sector circula la teoría de que, lejos de suponer un golpe, el frenazo a la externalización supondrá en realidad un espaldarazo para la Sanidad privada porque la Sanidad pública no podrá aguantar por sí misma la riada de la crisis y la sobresaturación de enfermos cada vez más envejecidos. Se piensa que, en este entorno, no será extraño que muchos de los usuarios de los centros públicos suscriban en el futuro un seguro privado privado para poder recibir atención en tiempo y forma sin listas de espera ni cortapisas de acceso. Ésta puede ser una de las razones que expliquen el empeño de las empresas que operan en el sector a permanecer en el país y a aguardar cautas a la espera de que el trasvase de pacientes se materialice.

w ¿Qué sociedad científica crítica con el PSOE tiene a muchos infitrados en el Ministerio de Sanidad?

w ¿Qué consejero popular que aspira a suceder a Mato va a ver frustrado su sueño?

w ¿Qué alto cargo del Ministerio maneja estadísticas que demuestran que el SNS quebraría si entraran sin cortapisas en el sistema dos de los últimos fármacos innovadores?