C. S. Madrid | viernes, 20 de mayo de 2016 h |

En los últimos años, se ha avanzado mucho en el desarrollo de embriones “con buena calidad y buen potencial de implantación” y, de hecho, también ha cambiado la cantidad que se transfieren de media. Dado que hoy en día, lo más común es la transferencia de dos, este puede ser el punto “idóneo” para abordar un asunto clave, como es el hecho de “transferir un solo embrión en los casos en los que las pacientes tengan un buen pronóstico”.

Así lo asegura a GM el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Agustín Ballesteros, en el marco del 31 Congreso Nacional de la SEF. Ahora bien, ¿cuál es el procedimiento?, ¿cómo se puede llevar a cabo? “Mejorando la selección de los embriones”, apostilla Ballesteros, al tiempo que puntualiza que de todos los embriones que se desarrollan, hay que poder elegir “el mejor embrión, con la mayor capacidad de implantación, de manera que no sea necesario implantar dos para llegar al mismo objetivo que es el embarazo”.

Transfiriendo dos embriones, las tasas de embarazo oscilan entre un 45 y un 55 por ciento, pero con un 25 por ciento de riesgo de gemelaridad. Por otro lado, transfiriendo uno, las tasas se reducen al entre 35 y 45 por ciento. “De lo que se trata es de desarrollar embriones y hacer la mejor selección posible para que esa diferencia se reduzca”, agrega. Al fin y al cabo, si se consigue elegir el embrión ideal para su transferencia/implantación, esas diferencias no serán “tan significativas”.

Asimismo, el director médico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), Ernesto Bosch, comenta que la aplicación de protocolos estandarizados y sin individualizar dan lugar a unas tasas de embarazo que rondan entre el 30 y 35 por ciento, mientras que cuando se individualiza cada caso, se optimizan al máximo la respuestas y se alcanzan tasas de embarazo de entre el 40 y 50 por ciento. “Podríamos cifrar en un 20 por ciento más las probabilidades relativas de gestación”, cuando se habla de tratamientos personalizados, explica el experto.

El papel de la genética

El retraso de la maternidad por diferentes motivos hace que lograr un embarazo sea cada vez más difícil y, de igual modo, aumentan las posibilidades de alteraciones cromosómicas que provoquen enfermedades al bebé.

Bosch señala que, por un lado, están los tests genéticos que se hacen a los embriones y, por otro, los estudios que se hacen a las parejas que quieren tener hijos.

Del primero, explica que se realiza con el objetivo de distinguir si el embrión tiene una carga cromosómica normal o no. ¿Cuándo está indicado? “Lo recomendamos en mujeres mayores de 38 años, si hay alguna alteración genética por parte de algún miembro de la familia, en casos de abortos de repetición, fallo de implantación o si la mujer presenta factor masculino severo”, prosigue.

“Estos estudios se justifican porque hay una proporción de embriones con alteración genética alta (por encima del 50 por ciento), con lo cual si no se hacen hay más riesgo de introducir en el útero un embrión con alteración cromosómica que uno sano”, agrega.

Aparte, subraya que, cuando se trata de estudios a parejas, se busca identificar casos en los que ambos puedan ser portadores de una determinada enfermedad y no lo sepan (portadores sanos). “Esto lo aplicamos rutinariamente en los procedimientos de donación de óvulos/semen”, puntualiza el director médico del IVI.

En este sentido, otro de los temas que se pusieron sobre la mesa durante el congreso fue qué hacer cuando la respuesta a los tratamientos de fertilización o reproducción asistida no es la esperada. Al respecto, el Instituto Bernabeu Biotech ha centrado sus investigaciones en buscar los genes que intervienen en la reserva ovárica para no solo diagnosticar, sino determinar la medicación óptima para cada paciente concreto y obtener así los mejores resultados.

Maternidad subrogada y Registro SEF

“Desde la SEF, queremos empezar a sentar las bases para que en España se regule la subrogación gestacional, dado que más de mil niños se registran cada año fruto de este tipo de tratamientos”, expone Ballesteros.

“El hecho de que las parejas tengan que irse a otros países, supone unos problemas enormes y, aparte, hay países donde la legislación no está clara y después surgen problemas para sacar a los niños del país; por lo tanto es un buen momento para empezar a regular este tipo de prácticas”, dice el presidente de la SEF.

Finalmente, el especialista valora positivamente el Registro SEF 2014 que contiene, por primera vez en la historia, los datos de todos los ciclos realizados en nuestro país. “Es la primera vez que contamos con datos de todos los centros privados y públicos en España y la información es completa”, asegura. “Lo que más nos está llamando la atención, por ahora, es que ha habido un aumento de ciclos de fecundación in vitro de un aumento de un 70 por ciento y se han contabilizado más 115.000 ciclos de FiV en España; la cifra más alta de todos los países europeos”.