C. S. Madrid | viernes, 18 de septiembre de 2015 h |

Derecho y deber. Justicia y libertad. Poder y querer. Estos son algunos de los conceptos que tuvieron especial relevancia durante la jornada ‘La actitud profesional ante las personas al final de la vida’ celebrada en la Organización Médica Colegial (OMC), en la que se debatieron los aspectos legales, clínicos y deontológicos de la eutanasia, el suicidio médico asistido (SMA) y la sedación.

De entre los datos que se pusieron sobre la mesa destacan que el 50 por ciento de las personas que fallecen “no tienen los cuidados necesarios a la hora de paliar su sufrimiento” —como advirtió el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín—; que “solo la mitad de las universidades españolas de medicina ofrecen la asignatura de cuidados paliativos”, pese a que las directrices de Bolonia lo exigen —como dijo Marcos Gómez Sancho, expresidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal)—; y que tres de cada cinco pacientes no están bien informados sobre su situación médica y de salud ni sobre las alternativas que tienen disponibles.

Si bien es cierto que este es un tema de debate “permanente”, desde la OMC se recalcó que existe la obligación de exigir que todos los ciudadanos reciban “una respuesta equitativa y justa”.

“La realidad es que en España se muere de diferente forma según donde vivas”, afirmó Serafín Romero, vicepresidente de la OMC, apoyado por Rodríguez Sendín, quien insistió en que “la muerte debe ser atendida, y sobre todo el final de la vida, en condiciones de máxima igualdad”.

En este punto, Gómez recalcó que Cataluña y Canarias son dos de las comunidades autónomas que mejores servicios de paliativos tienen versus Comunidad Valenciana. “Cataluña cuenta con un programa específico y precoz, una buena red de servicios de cuidados paliativos y, realmente, es pionera en este campo. También Canarias cuenta con una buena cobertura, pero la Comunidad Valenciana se sitúa entre las regiones con peores servicios de paliativos”, apostilló.

A continuación, informó de que antes de final de 2015 se presentará un directorio, en donde quedará patente cuáles son los sitios con los mejores y peores servicios de paliativos.

Además de cómo es el panorama en España, los expertos también plantearon algunas cuestiones como los problemas que se pueden derivar de la falta de homogeneidad en esta terminología o la posibilidad de que la eutanasia o SMA se convirtiese en una opción asumible al final de la vida.

La terminología

Por un lado, Mariano Casado, exsecretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, insistió en que “se debe llamar a las cosas por su nombre, ya que para poder opinar hay que saber de qué se está hablando”. Aparte, respecto a si existe regulación desde el punto de vista jurídico y deontológico, resaltó que a pesar de que en el Código Penal español “no se habla específicamente de eutanasia, sí se hace de manera indirecta”.

A su vez, el director de la revista Medicina Paliativa, Miguel Ángel Cuervo, se apoyó en el trabajo Palliative sedation therapy does not hasten death: results from a prospective multicenter study de M. Maltoni, publicado en 2009 en Annals of Oncology para explicar las principales diferencias entre sedación y eutanasia. De este modo, ayudó a aclarar los vocablos y desterrar la idea de que son sinónimos. Así, la sedación es legal, no acorta la vida de la persona, puede ser irreversible y la dosis es proporcional a la situación del paciente y la eutanasia no es legal en la mayoría de los países y es letal.

Finalmente, el psicólogo y concejal de Seguridad, Salud y Emergencias de Madrid, Javier Barbero, señaló que “lo que sí está claro en ética es que cuanto más radical es una decisión —y la eutanasia, lo es— siempre ha de ser la última”, al tiempo que añadió que “se deben tomar decisiones excepcionales, en situaciones excepcionales”.