José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 20 de mayo de 2016 h |

La aparición de la secuenciación masiva del genoma (NGS) supuso un cambio de paradigma en patologías como el cáncer, ya que permite rastrear los genes o las mutaciones en los genes que son en parte responsables del desarrollo de tumores. Pero, como explicó Laura Valle, investigadora del Idibell (Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge), durante la Conferencia Europea sobre Genética Humana, “las técnicas actuales permiten secuenciar fragmentos muy pequeños y luego los agrupamos. Los alineamos contra un genoma de referencia a partir de 150 pares de bases como mucho, que son fragmentos pequeños”. Ahora, gracias a la nueva generación de NGS estas lecturas pueden ser más largas. “Son técnicas que ya se están empezando a utilizar, y, como las lecturas son más largas, los datos que se obtienen son mucho más informativos”, dijo Valle.

ADN basura

Por otro lado, aunque los expertos están muy centrados en el estudio del exoma, “la tendencia es analizar cada vez más la parte no codificante del genoma”, señaló Valle. Es decir, el mal llamado “ADN basura”, denominado de este modo porque se creía hasta hace unos años que apenas tenía relevancia, aunque representa el 98 por ciento del total del genoma. “Pero ahora se sabe que muchas partes de este genoma son muy importantes como reguladores de expresión génica o por su implicación en mecanismos epigenéticos”, señaló esta experta. Si hay una alteración en una región reguladora “es como si hubiera una mutación en el gen, y, por tanto, puede ser igual de relevante que ésta”, en opinión de Valle. Incluso, si la alteración afecta a una región reguladora de varios genes, “ésta puede tener más peso que una mutación en un único gen”, añadió. Aparte de que hasta ahora no se daba tanta importante al ADN no codificante, un problema añadido “es que es más complicado interpretrar la funcionalidad de las alteraciones”, dijo Valle.

Epigenética y metástasis

Por su parte, Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer (PEBC) del Idibell, destacó la relevancia de los mecanismos epigenéticos en la generación de metástasis. En este sentido, un mecanismo clave es la metilación del ADN. “Las células sanas tienen tendencia a engancharse a otras células. La metilación de un gen en las células tumorales causa que se desenganchen y pasen al torrente sanguíneo”, explicó Esteller.

Asimismo, como la metilación provoca que se inactiven genes, también es clave para entender cómo algunos tumores generan resistencia a los tratamientos. “Los tumores se adaptan mediante la metilación porque es más sencillo inactivar o activar un gen que generar y mantener una mutación”, añadió.