Almudena Fernández GM | viernes, 03 de junio de 2016 h |

Tres de cada 100 niños nacidos en España lo hacen gracias a las técnicas de reproducción asistida. Un proceso que cada vez siguen más parejas debido al retraso de la edad en la que se decide tener descendencia o a múltiples patologías que pueden presentarse y en el que la innovación y el avance de la tecnología es una constante. Así se puso sobre la mesa durante el XL Encuentro Salud 2000 ‘El impacto de las nuevas tecnologías en los tratamientos de reproducción asistida y los beneficios para el paciente’.

La presidenta ejecutiva de la Fundación Salud 2000, Carmen González Madrid, destacó la importancia de participar en este tipo de encuentros que abordan los problemas de fertilidad, el nacimiento de niños, la renovación de las generaciones y poder ayudar a todo ello cuando las parejas tienen dificultades para conseguirlo por sí mismas.

Elena Carrillo, ginecóloga del Hospital Ruber Internacional, de Madrid, señaló que el avance de la tecnología permite seleccionar el embrión con mayor potencial de implantación y de esta forma aumentar la probabilidad de que se produzca un embarazo y finalmente un nacimiento. Por ejemplo, la incorporación de los incubadores de última generación, con cámaras fotográficas y compartimentos de incubación independientes, nos facilita el seguimiento constante de los embriones de cada paciente, sin necesidad de abrir el compartimento, y permite analizar la información generada de forma continua e incluso correlacionar los cambios en el embrión con la tasa de implantación. Todo ello, sin alterar su entorno.

En esta línea, Enrique Olaya, embriólogo de la Clínica Tambre de Madrid, consideró que es fundamental que no haya variabilidad con los ovocitos en el laboratorio y que los embriones se desarrollen en un ambiente que no cambie y que sea similar al natural para obtener de ellos todo el potencial posible, algo que es se produce gracias a los avances técnicos de los que se dispone.

Teresa Ganzábal, directora del Laboratorio Quirón Bilbao, por su parte, incidió en que este proceso ha cambiado mucho en unos años, por un lado, con unas estimulaciones ováricas cada vez más suaves y, por otro, en el laboratorio con la utilización amplia de la morfocinética, que permite seleccionar al mejor embrión para implantar y evitar así los embarazos múltiples.

El trabajo conjunto de múltiples profesionales es fundamental para conseguir un embarazo que llegue a término, pues es esencial también el momento de transferir el embrión para que se produzca cuando el útero está receptivo, tal y como detalló Marta Moragas, embrióloga de Quirón Barcelona.

Miguel Fernández Alcalde, director de la Unidad de Fertilidad de Merck, por su parte, puso sobre la mesa el valor añadido para los profesionales que supone el hecho de que la compañía aborde toda la patología y, por tanto, tenga una visión global, desde la parte farmacológica para el ginecólogo hasta los equipamientos tecnológicos y técnicas para los embriólogos.

Pacientes oncológicas

En el caso de las pacientes oncológicas, “no cabe la menor duda de que vitrificar óvulos les da opciones en el futuro” y les abre la “puerta maravillosa” de ser madres una vez recuperadas, incidió Carrillo.

Uno de los problemas que se presentaba con mayor frecuencia en este tipo de tratamientos era la hiperestimulación ovárica, algo que está ya superado, según consideraron los expertos reunidos en este encuentro, sin embargo, se está todavía trabajando para conseguir el mejor embrión, “el endometrio perfecto” e incrementar las tasas de éxito de este tipo de tratamientos, que actualmente es del 50 por ciento.

Eso sí, Carrillo matizó que la tendencia es a obtener un número óptimo de ovocitos, que se ha incrementado en los últimos años gracias a la posibilidad de vitrificar los óvulos y transferirlos en momentos posteriores.

Si se individualizan los tratamientos paciente a paciente o se elaboran protocolos estándares en los que se incluyen a grupos homogéneos es ahora uno de los temas que está en auge dentro de la especialidad, tal y como puso sobre la mesa Fernández Alcalde. En este sentido, Ganzábal detalló que cada vez se tiende más a la individualización en ginecología, teniendo en cuenta por ejemplo a las pacientes que son bajas respondedoras y diferenciando los casos de mujeres jóvenes de las que tienen una edad más avanzada. De hecho, tal y como señaló Olaya, esta individualización se está produciendo más en las consultas de ginecología que en los laboratorios, pues en estos últimos, si se ve que una técnica funciona para una persona, intenta aplicarse a las demás para que el máximo número posible de mujeres se puedan beneficiar de ella.

Precisamente en esta línea, el director de la Unidad de fertilidad de Merck habló de la democratización de la tecnología que se produce en reproducción asistida, pues a mayor número de pacientes beneficiándose de una técnica, resulta más rentable, por eso animó a los laboratorios a poner las novedades a disposición de todas las mujeres posibles. Asimismo, explicó que el avance es tremendamente rápido porque, a diferencia de otras especialidades en las que las innovaciones tardan años en implementarse, aquí en pocos meses han sido ya incorporadas en los centros privados.

Asimismo, Fernández Alcalde detalló que el 45 por ciento de estos tratamientos se realizan en la sanidad pública, sin embargo, matizó que es la privada la que invierte en mayor medida en tecnología e innovación ya que, a causa de la crisis económica, aunque se ha mantenido dentro del servicio de la cartera básica, “no es prioritario”, y eso “tiene repercusiones en los resultados”, siendo la tasa de embarazo más elevada en la sanidad privada que en la pública.

En otro orden de cosas, en lo que se refiere al papel que puede jugar la genética, los expertos dejaron claro que hay que diferenciar, por un lado, entre la definición del mapa genético de la persona y el posterior ‘matching genético’, que no tiene nada que ver con la reproducción asistida y podría realizarse cualquier pareja y, por otro, el estudio genético del embrión a través de una biopsia embrionaria. En este último caso, no hay ningún consenso al respecto y, mientras que unos centros lo realizan en el caso de madres mayores de 40 o de 42 años, otros no lo hacen por tratarse de una prueba invasiva que acarrea ciertos riesgos. Eso sí, todos coincidieron en que cuando esta técnica avance y el embrión no corra riesgos al someterse a la misma, se le realizará a todos de manera sistemática.

Concienciación social

Fomentar la concienciación social para que los jóvenes lo tengan “más fácil” y puedan tener un niño sano en casa con o sin ayuda de la reproducción asistida, según el caso, fue para González Madrid el fin último del encuentro, pues así se evitará la frustración que sufren las parejas cuando no consiguen tener un hijo, algo para lo que es fundamental el avance de la tecnología.

En este sentido, la ginecóloga del Hospital Ruber Internacional de Madrid puso sobre la mesa la “obligación” de informar a la población sobre el hecho de que la edad ideal para la maternidad es entre los 20 y los 30, que entre los 30 y los 35 empieza a descender y a partir de los 35 lo hace de forma más evidente. Olaya agregó que hay mujeres que llegan a consulta con 40 años asegurando que se sienten bien, que se alimentan adecuadamente y hacen deporte, pero “no entienden que la edad biológica para tener descendencia es distinta”. Por ello, es fundamental que las parejas sean conscientes de ello y acudan a la vitrificación cuando prevean retrasar la edad a la que van a tener descendencia.

Carmen González Madrid

Presidenta Ejecutiva de la Fundación Salud 2000

“Es esencial la concienciación social para ponérselo más fácil a los jóvenes y que puedan tener un niño sano en casa con o sin ayuda de la reproducción asistida”

Teresa Ganzábal

Directora del laboratorio Quirón Bilbao

“Cada vez se tiende más a la individualización en ginecología, teniendo en cuenta en las pacientes bajas respondedoras si son jóvenes o de edad más avanzada”

Enrique Olaya

Embriólogo de la Clínica Tambre de Madrid

“Es fundamental que no haya variabilidad con los ovocitos y que los embriones se desarrollen en un ambiente que no cambie para obtener de ellos todo lo que sea posible”

Marta Moragas

Embrióloga de Quirón Barcelona

“El retraso de la edad de maternidad es un tema de concienciación social, las chicas jóvenes no saben que si esperan a tener hijos a los 37 o 39 años la situación será ya bastante complicada”

Miguel Fernández Alcalde

Director de la Unidad de
Fertilidad de Merck

“En reproducción asistida los avances se producen mucho más rápido que en otras especialidades porque se implementa la tecnología en unos meses y no en tres o cuatro años”

Elena Carrillo

Ginecóloga del Hospital Ruber Internacional de Madrid

“La vitrificación abre una puerta maravillosa para que las pacientes con cáncer, una vez recuperadas de su enfermedad, puedan tener la oportunidad de ser madres”

El avance en técnicas permite poder seleccionar el embrión con más potencial de implantación y transferir solo uno

El trabajo en equipo multidisciplinar es fundamental para conseguir un embarazo que llegue a término

Durante el encuentro, el director de la Unidad de fertilidad de Merck mencionó el estudio ‘Implicaciones fiscales a largo plazo de la financiación de reproducción asistida: un modelo de contabilidad generacional para España’, coordinado por Roberto Matorras, catedrático y jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital de Cruces. Esta investigación se centró en averiguar si la financiación de todos los ciclos de reproducción asistida por parte del Estado podría, a largo plazo, revertir en ventajas económicas para el sistema y la conclusión a la que se llegó fue que sí. En concreto, el valor de todos los impuestos pagados por un individuo nacido por inseminación natural a lo largo de su vida es de 370.482 euros, mientras que las transferencias realizadas al individuo por parte del Estado son de 275.972.420 euros, por tanto, la diferencia es una aportación de 94.510 euros para el país. El coste medio de lograr un nacimiento vivo por fecundación in vitro (teniendo en cuenta el número total de ciclos necesarios para la concepción) es de 4.173 euros, mientras que la inseminación artificial es de 3.629 euros. Una persona concebida a través reproducción asistida aportará 66.709 euros en impuestos —descontando lo que el Estado ha invertido en él— si ha sido por fecundación in vitro y 67.253 euros si se concibe a través de inseminación artificial, por lo tanto, la rentabilidad de la inversión es de 15,98 y 18,53 por cada euro invertido en la fecundación in vitro e inseminación artificial.