i. gonzález Madrid | viernes, 10 de febrero de 2012 h |

La suma de los impagos y los continuos recortes ha llevado a los farmacéuticos a barajar todas las posibles salidas a su “insostenible” situación. Entre las posibilidades que se plantean se encuentra la de presentar concurso de acreedores, pero los expertos aconsejan recurrir a esta opción solo “cuando no quede más remedio”. A pesar de dicha advertencia, cada vez son más las farmacias en esta situación y, según cálculos que manejan en el sector, podrían ser cerca de un centenar. Y es que, ya a finales de 2011, la presidenta del COF de Valencia, María Teresa Guardiola, cifraba en 30 las boticas valencianas que habían recurrido al concurso de acreedores y, por entonces, el Consejo catalán de COF y la patronal Fefac identificaban otras 40 en Cataluña.

De mantenerse la tendencia, el número tiene visos de aumentar. Tal podría ser el caso de la farmacia de Gemma Rubís, titular de una botica en Barcelona, que considera que “los dos últimos años han sido tan brutales que hacen inviable la situación”, por lo que no descarta llegar a concurso de acreedores. Sin embargo, desde la asesoría jurídica de Cofares advierten de que en el caso de las farmacias, al ser en su mayoría personas físicas, “hay que valorar que tiene muchos riesgos”.

Y es que, aunque el boticario mantendría la titularidad salvo que no se alcanzara un convenio con los acreedores y no quedara más remedio que liquidar el negocio, la gestión del mismo y de todo el patrimonio personal de su titular quedarían intervenidos por el administrador concursal. Además, una vez declarado el concurso, este identificará los créditos privilegiados, que serían lo primero en pagarse, así como los créditos ordinarios y los subordinados, que se abonaría lo último.

Así, mientras los salarios de los trabajadores se consideran créditos privilegiados, los suministros de los distribuidores son créditos ordinarios. Esta situación, según explican desde Cofares, podría llevar a que las propias distribuidoras insten el concurso, incluso en contra de la voluntad del boticario, para lograrían así un privilegio de cobro.

Subsistir como se puede

De momento, Rubís trata de aguantar “como puede” intentando que esta situación no repercuta en sus trabajadores, algo que no ha evitado en el caso de sus distribuidores. “Estoy al borde de que me corten el suministro”, reconoce esta farmacéutica, que ha reducido su stock entre 30.000 y 60.000 euros. “No me puedo permitir el lujo de tener aquí género”, dice.

Desde el COF balear afirman que la situación es “límite”, aunque dicen no tener constancia de que haya boticas en concurso de acreedores en el archipiélago, donde la deuda con los farmacéuticos asciende a más de 55 millones de euros. “Sí hay farmacias con dificultades debido al impago, pero están subsistiendo a base de créditos”, señalan. Por su parte, el presidente del COF de Alicante, Jaime Carbonell, cree que los casos en los que se ha llegado al concurso de acreedores son “porque no quedaba más remedio”.