| viernes, 11 de enero de 2013 h |

Hace más de diez años nació una plataforma de sociedades científico-médicas, conocida por sus siglas como Facme. Su objetivo fundamental es el de aglutinar y vertebrar el asociacionismo médico, para conseguir representar “científicamente” a los profesionales, aunar proyectos comunes y convertirse en un importante interlocutor. Otra de las funciones de una federación de asociaciones, debería ser la de velar por la consecución de los objetivos científicos de sus integrantes, respetando su autonomía e idiosincrasia, pero a la vez, garantizando su transparencia, funcionamiento democrático y su buen hacer, estableciendo incluso los organismos rectores y deontológicos pertinentes para arbitrar soluciones. Con todo ello, deberíamos estar orgullosos de tener una plataforma tan crucial para los intereses científicos del colectivo médico.

La situación, en Facme se ha complicado, no solo por motivos de tipo interno, sino también por otros derivados de la actualidad sanitaria. Vaya por delante que, no solo he sido un gran defensor de esta federación, sino que he podido conocer en parte el funcionamiento de sus órganos de gestión, por lo que me considero con autoridad suficiente para alzar una voz de alarma con respecto a su situación actual y manifestar mis dudas con respecto a su futuro. Recientemente una muy importante sociedad científica médica integrante de Facme, la Sociedad Española de Neurología, decidió abandonar dicha institución, alegando que no se siente representada en sus intereses más prioritarios y más concretamente, debido a la gestión que se ha realizado en el proceso de la troncalidad. Este descontento puede no ser el único, ya que en otras situaciones, como sucedió en 2007, varias sociedades se plantearon hacer lo mismo y formar por su cuenta una plataforma independiente de sociedades médicas clínicas. Aquel movimiento fue neutralizado por el alto consenso establecido entre estas sociedades.

Por otro lado, la dificultad de tener casi 50 sociedades científicas de perfiles muy distintos, dificulta la cohesión y la capacidad de liderazgo. Hay que añadir el hecho de que la sede oficial de Facme se encuentra en las dependencias de la OMC, lo que sin duda hace que su autonomía se vea aún más mermada,en parte por la creación de otra plataforma: el Foro de la Profesión Médica, donde cohabitan demasiadas plataformas, demasiadas puertas abiertas, aunque con los mismos actores ante objetivos no siempre coincidentes. La capacidad de acreditación de Facme también se ha visto mermada por la desaparición de Seaformec. La posibilidad para liderar un proceso homogéneo de desarrollo profesional por parte de las sociedades científicas fue rechazada por Facme cuando le fue cedido, de manera gratuita y altruista, el proyecto entonces pionero y aún funcionante del DPC-AP, por parte de una de las sociedades científicas integrantes. Debilidad que fue aprovechada por la OMC en el liderazgo del proyecto denominado Validación Periódica de la Colegiación”.

Concluyendo, o Facme trabaja por garantizar los objetivos para la que fue constituida y defender los intereses de sus asociados o sus días pueden estar contados. Por eso animo a su Junta Directiva a luchar para que Facme sea lo que siempre hemos querido, rigurosa, con criterio y, sobre todo independiente.

Blog ‘Ser médico’ – www.juliozarco.com

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