C. OSSORIO Barcelona | viernes, 06 de junio de 2014 h |

No ha sido fácil reproducir translocaciones cromosómicas del cáncer en células humanas. De hecho, como aproximación biológica, la intención existía y ha habido proyetos diferentes “con relativo éxito pero de difícil abordaje” debido a la complejidad tecnológica que suponía. Así lo explica a GM Juan Carlos Ramírez, de la Unidad Técnica de Vectores Virales del CNIC, que junto a su compañero Raúl Torres y la investigadora Sandra Rodríguez-Perales, del grupo de Citogenética Molecular del CNIO, han logrado este hito por primera vez.

Según publican en Nature Communications, han reproducido las translocaciones de la leucemia mieloide aguda y del sarcoma de Ewing, aportando un modelo “limpio”, inexistente hasta el momento y que por tanto permitirá avanzar en el conocimiento de la biología de los tumores, hasta ahora complicado debido a la falta de modelos celulares y animales adecuados.

“La dificultad de generar las translocaciones cromosómicas específicas ha impedido disponer de células alteradas únicamente en lo que es una “marca” de la enfermedad”, explica Ramírez.

Sin embargo, mediante una tecnología denominada RGEN (endonucleasas guiadas por ARN, en sus siglas en inglés) o CRISPR/Cas9, los investigadores del CNIC y del CNIO han demostrado que sí es posible obtenerlas. Y han reproducido en células madre humanas de sangre y de tejido mesenquimal translocaciones cromosómicas idénticas a las observadas en los dos tipos de cáncer citados.

Los investigadores han utilizado RGEN, desarrollada a principios de 2013, para la manipulación génica en células eucariotas, incluidas las humanas. Se base en un pequeño ARN (ARNsg) diseñado para que sea complementario y específico a una región de 20 nucleótidos del ADN. La unión del ARNsg al ADN provoca una marca y la enzima Cas9 produce un corte en el borde del ADN “marcado”. Según informan los investigadores, el sistema es muy específico y permite introducir cortes en la doble hebra del ADN en la región necesaria.

Con ello, superan los dos escollos que tenía la tecnología previa: “la dificultad para la generación del corte, y la frecuencia en que esto ocurre”, matiza Ramírez.

Así, transfiriendo a células primarias humanas los componentes de RGEN se pueden marcar las regiones de los cromosomas intercambiados en algunos tumores, generándose cortes en dichos cromosomas.

“Al intentar reparar esos cortes, la maquinaria de reparación del ADN de la célula propicia la generación de una translocación entre dos cromosomas diferentes, en muchos casos de forma recíproca entre los dos implicados”, comenta Torres.

Si hay que destacar dos aspectos en los que se ha centrado este artículo, éstos son, por un lado, que se puede aplicar a dos tipos de tumores distintos pero que cursan con la marca de la translocación. Por otro, se puede aplicar en un modelo de líneas celulares y también en células específicas que tienen algún vínculo oncológico con los tumores, como las hematopoyéticas o las mesenquimales.

“De modo que no podemos abordar todo el abanico de patologías que cursan de esta forma, pero sí hemos podido presentar dos modelos distintos en dos tipos celulares primarios humanos. A priori eso nos permite aventurar que debería poderse aplicar esta misma tecnología para muchas otras translocaciones en patologías de otra naturaleza, puesto que lo que subyace es la eficiencia con la que el proceso ocurre”, aclara Ramírez.

En la actualidad, una de las dificultades con otras técnicas alternativas, como los modelos de expresión de la proteína defectuosa, es determinar si el proceso es primario o secundario para el desarrollo del tumor. Ahora, con esta herramienta, el investigador puntualiza que se puede disponer de una célula tumoral a la que se establece una determinada translocación cromosómica, para después probar segundos eventos y valorar qué sucede.

De momento, ya han establecido contactos para colaborar con otros grupos utilizando traslocaciones que están presentes en otras leucemias.