EP Madrid | miércoles, 30 de septiembre de 2015 h |

Expertos reunidos en el foro-debate ‘Diálogos sobre anticoagulación. Construyendo Juntos un Futuro Mejor’, organizado por la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), han propuesto crear ‘screenings’ para identificar a los pacientes anticoagulados con mayor previsión de mal control y, al mismo tiempo, empoderar al paciente para que se implique en su tratamiento.

“A pesar de la excelencia de nuestro sistema sanitario público, la gestión del paciente anticoagulado dista mucho de ser excelente. Tiene mucho margen de mejora, y conseguirlo no es tarea exclusiva de la administración o de los profesionales sanitarios por separado”, ha comentado el presidente de FEASAN, Luciano Arochena.

En España, las personas que por diversos motivos deben tomar un tratamiento anticoagulante para prevenir la aparición de un ictus, alcanzan la cifra de 800.000, lo que incrementa la urgencia de alcanzar soluciones para los problemas que existen en esta área.

“El tema de la anticoagulación es complejo por varias razones: afecta a muchísimos pacientes, es necesario que estén controlados, y además han aparecido fármacos nuevos. Por lo tanto, hay que hacer una reflexión sobre dónde estamos y cómo podemos mejorarlo”, ha aseverado el cardiólogo en el Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) y coordinador de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología, Ángel Moya.

Y es que, se estima que alrededor del 40 por ciento de los pacientes anticoagulados no consiguen un control óptimo de su INR, lo cual puede llevar consigo un riesgo muy importante de ictus. “Los anticoagulantes clásicos (antivitamina K o AVK), son fármacos difíciles de controlar. Recientes estudios de distintas sociedades científicas muestran que el control no es óptimo, no solo en España, sino en el resto de países. Este es el motivo por el que se han buscado otras alternativas”, ha afirmado el doctor Moya.

Esto se podría mejorar, según los especialistas reunidos en la jornada, desarrollando una medicina a medida, más personalizada, que tenga en cuenta el perfil clínico de cada paciente, ya que en el buen control del INR, influyen muchos factores. En la práctica, recalcan, se podría conseguirse realizando ‘screenings’ de marcadores o indicadores ya identificados que se relacionan directamente con un mal control, como el hábito tabáquico, el consumo de otros fármacos o padecer otras patologías.

Del mismo modo, los asistentes al encuentro han destacado la necesidad de empoderar al paciente para que se implique en su tratamiento y sea el principal responsable del cuidado de su salud, algo que debe capitanearse desde Enfermería y con el apoyo de las propias asociaciones de pacientes. A su juicio, el enfermo debe cambiar el papel de receptor (paciente pasivo) para pasar a implicarse en su propio cuidado.

Por otra parte, desde FEASAN, se estima que en España la penetración media de los nuevos anticoagulantes orales está en torno al 10 por ciento. Ante esto, los expertos han reconocido que ha existido cierta cautela a la hora de introducir los nuevos anticoagulantes orales (NACOs), pero han asegurado que ahora existe “suficiente evidencia” de su eficacia en la práctica clínica y “no debe existir barrera” alguna para prescribirlos, siguiendo las indicaciones y las recomendaciones de uso.

Durante la jornada, se ha subrayado también la necesidad de que los médicos de todas las especialidades implicadas en la anticoagulación estén preparados para prescribir las nuevas terapias. “A pesar de que no requieran controles, es importante mantener la adherencia al tratamiento y saber manejar bien a los pacientes”, ha enfatizado Moya.

Por ello, los asistentes a la jornada han abogado por que se incluya en la cartera de servicios de Atención Primaria un seguimiento a estos pacientes, ya que en la actualidad solo se realizan seguimientos a aquellos que toman anticoagulantes clásicos.

Finalmente, en el encuentro se ha defendido el autocontrol como un método de control del INR fiable. “El autocontrol consiste en que, en lugar de que el paciente tenga que ir cada mes a controlarse a su centro de salud, dispone de un aparato en su casa. Se hace el autocontrol él mismo de forma semanal, con lo cual el margen de variación es menor. Se le dan las pautas de cómo tiene que controlarse y, si su INR está desviado, puede consultar con su médico”, ha zanjado el experto.