49º Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO)

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Cecilia Ossorio Enviada Especial a Chicago | viernes, 07 de junio de 2013 h |

Las estrategias de tratamiento en cáncer colorrectal metastásico se acotan cada vez en mayor medida, en base a un mayor conocimiento de biomarcadores de respuesta y de los mecanismos de acción que logran un mejor bloqueo del tumor, como se ha puesto de manifiesto durante la 49ª Edición de la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), celebrada en Chicago (Illinois, EEUU).

Al ya conocido KRAS se añaden nuevos predictores de RAS, cuyo estado determina que el paciente pueda beneficiarse o no de los inhibidores de EGRF como panitumumab (Vectibix, de Amgen).

En un subanálisis retrospectivo del estudio Prime, que comparaba la combinación de panitumumab con quimioterapia basada en oxaliplatino (Folfox) con esta quimioterapia sola, se ha identificado que, además de las mutaciones en el exón 2 de KRAS, se añaden mutaciones en los exones 3 y 4 de KRAS y los exones 2, 3 Y 4 de NRAS que predicen resultados negativos de la terapia con panitumumab.

En concreto, como explicó David Chang, vicepresidente de investigación y desarrollo de Amgen, los pacientes con cáncer colorrectal metastásico sin ninguna de estas mutaciones en RAS que recibió la combinación, presentó una media de supervivencia global (SG) de 26 meses, frente a los 20,2 meses de Folfox en monoterapia.

Ahora bien, los pacientes con tumor mutado obtuvieron peores resultados tanto en lo referente a supervivencia global como a tiempo libre de progresión con la doble terapia en comparación a la quimioterapia sola.

Fernando Rivera, médico adjunto del hospital Marqués de Valdecilla, responsable de la Unidad de Investigación Clínica de Oncología del centro y coautor tanto del estudio Prime como del PEAK, que compara panitumumab con el anti-VEGF bevacizumab, señala que alrededor del 40 por ciento del global de pacientes con cáncer colorrectal metastásico presentan mutaciones en el exón 2 de KRAS, y por tanto ya habían dejado de recibir inhibidores de EGFR.

Ahora bien, del 60 por ciento restante, quedaba un remanente de aproximadamente un 16 por ciento de pacientes que continuaban sin responder a la terapia, debido a que presentaban mutaciones cuyo significado se desconocía hasta el momento. “Ahora las identificamos y en los estudios Prime y PEAK se ha demostrado que efectivamente estas mutaciones aparecen en uno de cada cinco pacientes que parecían no mutados, al tener exón 2 de KRAS wild-type”, declara Rivera.

En este estudio también se analizaron mutaciones de BRAF, pero en ellas no se ha detectado valor predictivo de respuesta a panitumumab. A partir de ahora, con las nuevas determinaciones de mutaciones los pacientes que realmente se beneficiarán en la actualidad de panitumumab serán un 40-45 por ciento, una cifra que posiblemente se delimitará aún más en un futuro.

La metodología para detectar las mutaciones cambia con respecto a la de KRAS, consistirá en una tecnología de secuenciación que está desarrollando la compañía americana Transgenomic, y que, según indica Rivera, muy pronto estará a disposición de cualquier centro español la posibilidad de realizar el test en centros de referencia, aunque se espera que su disponibilidad se vaya extendiendo a un número cada vez mayor de hospitales.

En el congreso también se han presentado datos de dos análisis de seguimiento a mayor plazo de los estudio Prime y PEAK. En el primero, la media de supervivencia global es de 23,8 meses en el grupo de panitumumab con Folfox, frente a los 19,4 meses con quimioterapia sola, en pacientes con exón 2 KRAS nativo. Y en el PEAK, la supervivencia libre de progresión fue del 13,1 meses de panitumumab, contra 9,5 meses del brazo con bevacizumab, en pacientes con RAS nativo. Además, Rivera destaca que en el PEAK “se alcanzan ya medianas de supervivencia de hasta 41 meses”.

A juicio del doctor, el futuro pasa por buscar combinaciones de nuevos biológicos, ya que hasta ahora no ha sido posible combinar las dos grandes familias, debido a que generaban peores resultados que por separado, puesto que se creaba un antagonismo. Rivera considera que la vía de progreso con panitumumab es ver cómo combinar con otras nuevas dianas a partir de biomarcadores, de cara a un tratamiento cada vez más personalizado.