Dermatología

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J. A. R. / C. S. Barcelona | viernes, 06 de mayo de 2016 h |

El arsenal terapéutico contra la psoriasis ha vivido su particular cambio de paradigma con la llegada de los primeros inhibidores de la interleuquina17-A (IL-17A), una proteína revante en la conducción de la inflamación subyacente en la psoriasis. En este apartado, han aparecido fármacos como secukinumab, el primer inhibidor de la interleuquina-17A totalmente humano aprobado para el tratamiento de la psoriasis en placas moderada/grave en adultos. Una clase de medicamentos, como señala José Manuel Carrascosa, dermatólogo del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, que “suponen un paso más para avanzar en un abordaje cada vez más específico de la psoriasis”.

Ésta es una patología inflamatoria crónica en la que hay implicados diversos mecanismos moleculares. Gracias a los avances en el conocimiento de su patogenia, comenta Carrascosa, ahora se conoce mucho mejor el peso que tienen los diferentes mecanismos implicados y “la gran importancia de la interleuquina-17A”. En cuanto a secukinumab, hay que señalar que también está aprobado en Europa como tratamiento de primera línea para tratar la psoriasis en placas moderada/grave en adultos candidatos a un tratamiento sistémico. Esta aprobación resulta del “buen perfil de eficacia y seguridad del fármaco”, comenta Carrascosa. Además, un índice relevante para medir la progresión de la enfermedad es el Índice de Gravedad y Área de Psoriasis (PASI). En marzo se comunicaron resultados que señalan que secukinumab, tras un año de terapia, “es una buena opción incluso comparada con alguno de los mejores tratamientos”, añade este experto.

Aunque también se han comercializado fármacos con otras dianas. Es el caso de apremilast, el primer inhibidor de la PDE4 que está indicado tanto para la psoriasis y la artritis psoriásica. De este fármaco, cabe destacar que es el primer tratamiento oral desarrollado específicamente para la artritis psoriásica.

Queratosis actínica y dermatitis atópica

También dentro de la dermatología pero con menor incidencia, se encuentran la queratosis actínica y la dermatitis atópica. Dos patologías en las cuales la llegada de nuevas moléculas ha supuesto un antes y un después para los pacientes que las padecen.

Cristina Eguren, dermatóloga del Hospital Infanta Leonor y de la clínica Eguren, cuenta que, actualmente, hay un estudio en fase III con dupilumab, un anticuerpo monoclonal contra la subunidad alfa de la interleucina-4 (IL-4). “Este fármaco bloquea la vía de la señalización de la IL4 y la IL-13, que son dos citoquinas clave en el inicio y mantenimiento de la cascada inflamatoria”, subraya.

Hasta ahora, cuando no se controlaba bien la dermatitis atópica se prescribían inmunosupresores generales y se trataba de bajar el funcionamiento del sistema inmunológico. “Ahora, lo que hacemos es bloquear una molécula del sistema inmunológico que es la que sabemos que está participando en la inflamación que produce las lesiones”, afirma, añadiendo que se trata de tratamientos “más eficaces, con menos efectos secundarios y más específicos”.

Aparte, hay un ensayo en fase I con un anticuerpo anti IL-31 y otro que empezará próximamente con un anticuerpo anti TLTFLP. “Si demuestran eficacia, avanzarán a un fase II y fase III y en un tiempo podrían estar en el mercado, aunque, sin duda, la punta de lanza es dupilumab”.

En cuanto a la queratosis actínica, algunas de las principales novedades que, de acuerdo con Eguren, han cambiado un poco el paradigma, es que se ha cambiado el concepto. “Antes, se entendía como una lesión premaligna, que podía seguir evolucionando hasta desarrollar un carcinoma de piel. Sin embargo, desde 2014, se considera un carcinoma in situ que puede dar lugar a un carcinoma epidermoide invasivo”.

En este sentido, se ha demostrado que, independientemente del grado de la queratosis, puede evolucionar a carcinoma epidermoide.

“En los últimos años, se ha aumentado mucho el arsenal terapéutico dentro de esta y lo que ha surgido, sobre todo, son nuevos tratamientos para tratar el campo de cancerización. No solo hay que tratar las queratosis actínicas que vemos, sino todo el campo afectado, por lo que la recomendación será tratar todo el campo cancerígeno y hacerlo de forma precoz”, concluye.

La llegada de los primeros inhibidores

de la interleuquina17-A
ha permitido atacar
esta diana molecular tan relevante
en la patogenia de la psoriasis

Otro anti IL-17A en el horizonte

Ixekizumab es un fármaco diseñado específicamente para unirse a la citoquina interleuquina IL -17A y ha sido autorizado en abril de este año por la Comisión Europea para la psoriasis en placas de moderada a grave en adultos. Carrascosa señala que es “posible que ya esté disponible en España durante el primer trimestre del año que viene”.

Nueva clase de fármacos

Más allá de la llegada de nuevos biosimilares, una buena opción terapéutica para reducir los costes del tratamiento, Carrascosa destaca que hay ya ensayos en fase 3 con medicamentos anti-p19. Esta es una diana que también es muy importante en los procesos que dan lugar a la psoriasis.

Tratamiento precoz

Sí, los fármacos biológicos podrán bloquear moléculas concretas de la cascada inflamatoria que produce la dermatitis atópica, pero en donde hay que incidir más, tal y como recalca Eguren, es incidir en el tratamiento precoz. La dermatóloga da el ejemplo de la queratosis actínica, donde administrar una opción a tiempo puede impedir el desarrollo de un carcinoma epidermoide invasivo.