Almudena Fernández Madrid | viernes, 12 de diciembre de 2014 h |

Buscar una mayor coordinación entre los diferentes profesionales de la salud implicados en la decisión farmacoterapéutica que repercuta en una mejora de eficacia y entendimiento entre ellos, así como en un mayor beneficio en el sistema sanitario y en el paciente fue el objetivo del II Congreso Nacional de Oncología Médica y Farmacia Oncológica.

Ana Rosa Rubio, del Servicio de Farmacia del Hospital Virgen de la Salud de Toledo y miembro del Comité Organizador del congreso explicó a GM —en el marco de este encuentro celebrado en Toledo— que médicos y farmacéuticos forman parte del equipo multidisciplinar que atiende a los pacientes oncológicos y trabajan desde puntos de vista complementarios, por lo que una buena coordinación de ambos profesionales es “esencial” para proporcionarles a los enfermos una atención sanitaria integral, de calidad, y eficiente.

Aunque actualmente ya es bueno este trabajo conjunto, mejorar siempre es posible, y Rubio sugirió hacerlo desde el punto de vista estructural, acercando a ambos colectivos y modificando las estructuras de colaboración dentro de los servicios sanitarios. Desde el punto de vista funcional también se puede conseguir un incremento diseñando planes de actuación “conjuntos y complementarios” que impliquen a ambos colectivos plasmados en planes farmacoterapéuticos, guías de práctica clínica, guías para la evaluación y selección de medicamentos, entre otros.

Sumando esfuerzos

La repercusión en la persona atendida es, además, directa. “Evidentemente, cuando el equipo de profesionales que trabaja para el paciente lo hace como un equipo real, esto redunda en un enfoque en el que la persona es el centro”, subrayó para añadir que los miembros que forman el equipo trabajan coordinadamente sumando esfuerzos, y minimizando áreas de ineficiencia.

La atención a la persona con cáncer a través de equipos multidisciplinares —de los que deberán formar parte oncólogos, farmacéuticos, enfermeros y otros muchos profesionales— conlleva “un aumento de la calidad de la atención prestada al paciente”, afirmó la farmacéutica, y esta mejora se produce tanto en términos de calidad percibida por el paciente como en cuanto a objetivos de calidad prestada, de hecho, varios estudios han demostrado incluso que tiene relación con mejoras en la supervivencia.

Este encuentro sirvió para beneficiar tanto a farmacéuticos como a oncólogos, ya que en él se creó un escenario en el que se pusieron de manifiesto situaciones especiales en las que ambos colectivos reconocen tener “parte de responsabilidad” y, sobre ellos, se creó un clima de “diálogo constructivo”, con intención de fortalecen los lazos y el trabajo que desarrollan en común. Los temas fundamentales que se abordaron fueron la equidad del sistema, el acceso a la innovación terapéutica, la bioética y la jurisprudencia disponible.

Mejora para el paciente

Las sinergias que se establecieron en las conclusiones de esta puesta en común repercutirán —en opinión de oncólogos y farmacéuticos— en un beneficio para ambas especialidades, pero sobre todo debe ocasionar una mejora para el paciente. José Ignacio Chacón, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen de la Salud en Toledo, por su parte, afirmó que si gracias a la colaboración, ambos colectivos, “tan esenciales en el tratamiento del cáncer”, son capaces de comunicarse mejor, de establecer protocolos más efectivos y de eliminar lagunas de ineficiencia, sus actuaciones “redundarán en beneficio directo” para todos los profesionales que trabajan directamente con los pacientes oncológicos, para la comunidad y, finalmente, “y lo que es en definitiva el objetivo primario, para el enfermo con cáncer”.

Rubio añadió que los nuevos tratamientos oncológicos y los cambios en el abordaje del cáncer también plantean retos al farmacéutico de hospital. Y es que el hecho de que actualmente se tienda a plantear la enfermedad en función de las características particulares que presenta cada tumor en cada paciente ocasiona que la terapia deba ser también planificada de manera individual, lo que supone “un reto constante de conocimiento, organización, coordinación y consenso” entre todos los profesionales implicados en la atención a la persona.

Aspectos farmacoeconómicos

Y es que todos los sanitarios que intervienen en este abordaje están “del mismo lado” y, por ello, es preciso que colaboren en el diseño de planes de actuación conjuntos de cara a simplificar procesos y ahorrar tiempo, dinero y esfuerzos al sistema y a los profesionales.

En aras de dar el mejor tratamiento posible, es preciso considerar las opciones clínicas disponibles en función tanto de los resultados esperados como de los aspectos farmacoeconómicos implicados en cada decisión que se tome.

Desde los hospitales, los sanitarios han observado también en los últimos años un incremento importante del número de pacientes externos atendidos en los servicios de farmacia, lo que hace “imprescindible” la coordinación entre todos los profesionales implicados en la atención proporcionada a los enfermos oncológicos con el fin de “maximizar la eficiencia” en el proceso completo, disminuyendo en la medida de lo posible todos los procesos que sean innecesarios, aunque siempre bajo la perspectiva de una atención sanitaria de calidad.

José Ignacio Chacón apuntó a que oncología y farmacia oncológica son dos especialidades “llamadas a entenderse” porque trabajan “codo a codo” cada día en los hospitales y tienen la necesidad de intercambiar sus puntos de vista como profesionales sanitarios.

Por el incremento de pacientes externos se necesitan equipos multidisciplinares”

Se consideran las opciones clínicas en función de los resultados y aspectos farmacoeconómicos”

Trabajar
como un equipo real redunda en los resultados que se obtienen”