El Global Madrid | martes, 30 de abril de 2019 h |

Para 2050, si no se adoptan medidas, hasta 10 millones de personas podrían perder la vida cada año a causa de las resistencias antimicrobianas. Además, la economía corre el riesgo de hundirse a un nivel “catastrófico”, como ocurrió en la crisis de 2008, empujando a 24 millones de ciudadanos a la pobreza extrema. Se necesita una acción “inmediata, coordinada y ambiciosa” para evitar una crisis “potencialmente desastrosa”, según alerta un nuevo informe de la ONU elaborado junto a varias agencias internacionales y expertos.

Actualmente, al menos 700.000 personas mueren anualmente por infecciones fármaco-resistentes, entre ellas 230.000 por una tuberculosis que no reacciona a los medicamentos. Mientras tanto, cada vez más y más enfermedades que eran “comunes” tales como infecciones respiratorias, urinarias y de transmisión sexual se están convirtiendo en imposibles de tratar. Al mismo tiempo, procedimientos médicos que salvan vidas se vuelven cada vez más riesgosos y los sistemas de alimentación más precarios.

“La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas que enfrentamos como comunidad global. Este informe refleja la profundidad y el alcance de la respuesta necesaria para frenar su aumento y proteger un siglo de progreso en salud”, asegura la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, quien enfatiza que “no hay tiempo para esperar”, e insta a todas las partes interesadas a que sigan las recomendaciones del informe y trabajen urgentemente para proteger a la gente y asegurar un futuro sostenible para todos.

¿Qué se puede hacer?

Según el informe, el mundo ya está sintiendo las consecuencias tanto económicas como de salud debido a las medicinas que pierden su efectividad, y si los países no invierten en todos los niveles de la sociedad, las futuras generaciones tendrán que enfrentar un impacto desastroso por la resistencia antimicrobiana. Y reconociendo que la salud humana, animal y alimentaria están estrechamente interconectadas, sus autores piden un enfoque “coordinado y multisectorial”.

Así, se recomienda a los países que den prioridad a los planes de acción nacionales para ampliar la financiación y los esfuerzos de creación de capacidad; que implementen sistemas regulatorios más sólidos y programas de apoyo para el uso responsable y prudente de los antimicrobianos; que inviertan en la I+D de nuevas tecnologías que combatan la resistencia antimicrobiana y que eliminen gradualmente el uso de antimicrobianos de importancia crítica en la agricultura. Estas recomendaciones, prosigue el informe, necesitan ser implementadas “inmediatamente” por todos los sectores de la sociedad: público, privado, la sociedad civil y la academia.

“Estamos en un punto crítico en la lucha para proteger algunos de nuestros medicamentos más esenciales. Este informe hace recomendaciones concretas que podrían salvar miles de vidas cada año”, dijo Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud.