Alberto Cornejo Madrid | viernes, 27 de septiembre de 2019 h |

Si por algo destacó la etapa de la española Carmen Peña al frente de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) fue por las continuas referencias en sus intervenciones a la “fuerza femenina” de la profesión farmacéutica y la necesidad de un mayor “empoderamiento de la mujer” en las estrategias globales del sector. Un legado que, aunque Peña ya no ejerza la presidencia de la FIP —que representa a más de 4 millones de profesionales de 103 países y que ahora dirige el suizo Dominique Jordan—, permanece ‘vivo’ en la agenda de presente y futuro de esta organización. Al menos si se analiza lo acontecido en el Congreso Anual de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas celebrado del 22 al 26 de septiembre en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos).

En este encuentro que sirvió de epicentro de la farmacia mundial, diversas conferencias, así como posicionamientos aprobados por las organizaciones miembro, instaron a ese mayor empoderamiento de la mujer en torno a la farmacia. Tanto a un lado del mostrador —aprovechando esa fuerza laboral aludida por Peña que acarrea la alta presencia femenina en las boticas— como al otro. En este segundo, por ejemplo, incidiendo en su posición ideal para asesorar desde las boticas al también mayoritario colectivo de cuidadores no profesionales féminas. En especial dentro del actual contexto sociosanitario marcado por el envejecimiento, la dependencia y la cronicidad.

Respecto a la “fuerza laboral”, diversos informes de la FIP ya vienen reflejando un aumento “constante” en la proporción de mujeres respecto al cómputo de profesionales de la Farmacia. Estos trabajos predicen que para el año 2030 el 72 por ciento del total de la fuerza laboral farmacéutica mundial serán mujeres… Una media que, cabe recordar, ya es una realidad en España (incluso superior según la modalidad de ejercicio).

Según se ha destacó en este Congreso Anual, “aunque la mayoría de la fuerza laboral farmacéutica mundial son mujeres, y con incrementos anuales en la proporción, a pesar de ello están infrarepresentadas en puestos de gestión y liderazgo en el sector, siendo un reflejo de los problemas de género en toda la fuerza de trabajo social y de salud global”, apuntan desde la FIP.

Documento de posicionamiento

Por otra parte, la FIP presentó en Abu Dhabi un Documento de Posicionamiento sobre el papel de las farmacias en el empoderamiento de las cuidadoras no profesionales. La declaración toma como base un manifiesto previo elaborado por el Grupo de Trabajo de Mujeres y Uso Responsable de Medicamentos de la FIP sobre el papel que juegan los cuidadores no profesionales de personas dependientes. Un trabajo “no remunerado e informal que recae desproporcionadamente en las mujeres (…) las cuales necesitan una gama de servicios de apoyo para mejorar sus habilidades en este cuidado”, indica.

Ahora, el nuevo documento —denominado Farmacéuticos como apoyo a las mujeres en el uso responsable de medicamentos: Empoderando a las cuidadoras no profesionales— alerta de que, “actualmente, los sistemas de salud dependen en gran medida de las mujeres como cuidadoras informales, pero no les brindan el apoyo adecuado, y es ahí donde desde las farmacias se les debe seguir asesorando”. Por ello, continúa este posicionamiento, “se necesitan nuevos servicios farmacéuticos centrados en las mujeres”.

España, ejemplo a seguir

Si bien la FIP, como entidad internacional y heterogénea, debe poner el foco en retos globales, no es menos cierto que esos objetivos ya se cumplen en algunos de los 103 países que la conforman.

Uno de ellos es España. Precisamente, coincidiendo en fechas con el Congreso de Abu Dhabi, a más de 7.500 kilómetros de Madrid se podía visibilizar en la sede del COF de Madrid la exposición Pioneras farmacéuticas: las primeras mujeres colegiadas… Una recopilación que, poniendo el foco en las primeras mujeres que rompieron el techo de cristal en las facultades de Farmacia a principios del siglo XX, no sin dificultades, iniciaron el camino para pasar de un 0,8 por ciento de mujeres respecto al total de colegiados en España a principios de siglo, a las cifras actuales por las que representan en torno al 72 por ciento de la masa colegial.