Alberto Cornejo Madrid | lunes, 02 de abril de 2018 h |

Los pacientes de Portugal en tratamiento con medicamentos antirretrovirales contra el VIH prefieren la oficina de farmacia frente al hospital para su adquisición. Así al menos se desprende de los resultados preliminares de un pilotaje iniciado a finales de 2016 —aún abierto— por el Ministerio de Salud en colaboración con la Ordem Dos Farmacéuticos y la patronal lusa ANF por el cual se está probando a la botica como canal alternativo a su actual dispensación en hospitales.

Este piloto —apadrinado por el propio ministro de Salud, Adalberto Campos— ha implicado en una primera fase a 45 pacientes en tratamiento con antirretrovirales del área de Lisboa y 246 oficinas de farmacia cuyos profesionales han realizado un curso formativo específico para poder participar en la experimentación y tuvieron que adaptar sus instalaciones (zona privada para la atención, etc.). A lo largo del último año, estos pacientes han podido elegir —previa comunicación— si querían renovar de forma mensual su medicación acudiendo, como hasta entonces, a su hospital de referencia o a alguna de las 246 farmacias participantes.

Pues bien, según los primeros resultados de los que se hace eco la agrupación farmacéutica europea PGEU en su Informe Anual 2017, de los 45 pacientes incluidos en esta primera fase, el 98 por ciento de ellos (44 pacientes) optaron por las farmacias comunitarias para retirar su medicación. Por el contrario, solo uno (2 por ciento) optó por seguir acudiendo al hospital a por nuevas dosis de su tratamiento frente al VIH.

Eso sí, a pesar de la red de 246 farmacias que tenían a su disposición en el marco del proyecto, los 44 pacientes que optaron por el canal farmacia apenas hicieron uso de 31 establecimientos para renovar su medicación. Según los organizadores de este piloto, esta selección ha estado muy condicionada al establecimiento regular que ya frecuentaban para adquirir otros medicamentos. Cabe recordar que, al menos durante el pilotaje, las farmacias participantes no reciben retribución alguna ligada al servicio. Esta remuneración se abordaría únicamente ante una hipotética implantación futura y general del mismo.

Los resultados preliminares de esta experiencia (evaluados por una entidad externa e independiente como el Imperial College de Londres) han confirmado y evaluación del servicio muestran una alta confianza y satisfacción de los pacientes con la accesibilidad (en distancias y horarios) que le ofrece la farmacia comunitaria. Así lo manifestó el ministro de Salud en la presentación del proyecto en diciembre de 2016, como recogió EG: “esta iniciativa demuestra que pensamos en el paciente; en ese paciente que puede pasar muchas horas sentado en el hospital para ser atendido, o en aquel que no puede faltar a su trabajo por riesgo de perder el empleo”, manifestó por entonces Adalberto Campos.

“Si un paciente portador del VIH, con total información, en consciencia y sin ningún tipo de coacción considera que adquirir su tratamiento en una farmacia le supone mayores facilidades, nuestra obligación es favorecer dicha opción”, enfatizó. Ahora, los pacientes parecen haber respondido positivamente a esta apuesta. Los objetivos más inmediatos pasan por continuar introduciendo más pacientes a esta prueba, hasta alcanzar cifras próximas a los 400.

Cabe recordar que este proyecto tiene sustento legal. En concreto, un decreto-ley publicado en Portugal en septiembre de 2016 abría la puerta a la prestación de nuevos servicios en las farmacias lusas. Entre ellos, “la dispensación de medicamentos actualmente asignados a la farmacia hospitalaria”, como ocurre con los antirretrovirales frente al VIH objeto de esta iniciativa