| viernes, 04 de enero de 2019 h |

Comenzamos un nuevo año con muchos temas sanitarios cuyo principal epíteto es el de recurrentes. Dicen que las cosas de palacio van despacio, pero las de los hospitales deben estar sometidas a una línea temporal infinita. En muchas ocasiones parece que se abren atajos en los cauces políticos necesarios para cambiar normativas o impulsar iniciativas pero lo cierto es que, a la hora de la hora, las expectativas sucumben ante la fortaleza de la burocracia y la rigidez de los reglamentos.

Durante 2018 la Comisión de Sanidad aprobó un sinfín de Proposiciones No de Ley que ahondaban en mejoras necesarias para el Sistema Nacional de Salud y sus principales clientes, los españoles. Sin embargo, instar a un Gobierno en España, que es el máximo recorrido que tienen estas iniciativas, suele ser sinónimo de una muerte cruel por ostracismo severo. Ante este dato objetivo se abre un debate que incluso los propios parlamentarios mantienen entre los mentideros del Congreso de los Diputados. ¿Y si las hiciéramos vinculantes? Al fin y al cabo, el sistema democrático español esta basado en la elección por parte de la ciudadanía de una representación parlamentaria que tiene sus sedes tanto en el Congreso como en el Senado, no en La Moncloa o en los distintos ministerios.

Como en cualquier tema, siempre hay un pero, aunque en este caso es tan matizable como solucionable. Hay quien argumenta que dotar a las Proposiciones No de Ley de carácter vinculante podría cercenar la libertad de movimiento del Poder Ejecutivo, pues estaría a merced de extraños pactos cuya finalidad sea política (la famosa pinza) y no tendría tiempo de aplicar su programa político. Esta argumentación bien puede contestarse de la misma forma que en el párrafo anterior: la voluntad popular está representada en el poder legislativo y es ahí donde el Gobierno, a través del grupo parlamentario que lo sustenta, tendrá que trabajarse las mayorías necesarias para acometer sus iniciativas.

En cualquier caso, existe un punto intermedio que puede hacer concluir a las filias y a las fobias. ¿Y si hacemos que aquellas PNL que gocen de la unanimidad sí que tengan que ejecutarse en un plazo determinado? Quizá así no se frustren muchas de las iniciativas que albergan las esperanzas de muchos afectados.