J. A. Madrid | viernes, 07 de julio de 2017 h |

“Queremos convertir al sistema sanitario público andaluz en un metacentro de ensayos clínicos”. Así se expresó Teresa Molina, directora general de Investigación y Gestión del Conocimiento de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía durante el encuentro celebrado en Sevilla.

En un contexto marcado por la entrada en vigor hace un año del real decreto de ensayos clínicos, el Programa de Investigación Clínica del Sistema Nacional de Salud (SAS), que dirige Antonio Rivero, trabaja para la puesta en marcha de una estrategia para la captación de ensayos clínicos. En la actualidad, la región andaluza tiene más de 1.000 proyectos activos y es la tercera comunidad autónoma con mayor volumen de ensayos. Sin embargo, Molina no se muestra satisfecha con estas cifras. “No estamos contentos con los resultados hasta ahora. Tenemos capacidad de crecimiento en los retornos de la investigación en ensayos clínicos por la población y la red de centros que tenemos”, argumentó.

Con este objetivo han comenzado a diseñar diferentes líneas para potenciar el crecimiento. Tanto Molina como Rivero son conscientes de la importancia del papel del primer nivel asistencial. “Los hospitales deben tender la mano a atención primaria y otros centros para incorporar investigadores y captar pacientes que se puedan beneficiar porque no existen alternativas para su proceso”, añadió Molina. En este sentido el SAS pondrá en funcionamiento un programa de formación con el objetivo de que los centros de primaria y de investigación puedan responder a los estándares de calidad de la industria farmacéutica. Otra de las líneas consiste en la creación de un registro de pacientes voluntarios para ensayos clínicos.

Concha Herrera, de la Unidad de Gestión Clínica de Hematología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, valora positivamente los objetivos que se ha planteado el SAS para los próximos años. “El metacentro resulta fundamental. Somos conscientes en la unidad de la dificultad para reclutar pacientes para un ensayo clínico y de que es un proceso muy costoso para una farmacéutica. Por tanto, hay que ser muy realistas. Jamás vamos a abrir un ensayo clínico si no estamos seguros de que vamos a reclutar a los pacientes a los que nos hemos comprometido”, señaló.

El responsable de Investigación del Distrito Sanitario de Málaga, Javier Navarro, destacó la capacidad de primaria en la captación de pacientes que Andalucía quiere reforzar. “Seguimos a pacientes de cualquier especialidad y de cualquier perfil. Pero cuando hemos colaborado en un ensayo lo hacemos desde la sombra, nunca reconocidos. Han confiado en nosotros porque los pacientes son muy cercanos a su médico y a su enfermera de familia”.

De hecho, los profesionales insisten en que los pacientes suelen presentar una buena disposición para participar en los ensayos. El director de la Estrategia de Investigación de Andalucía, José Antonio Lorente, subrayó la existencia de “reuniones periódicas con las asociaciones de pacientes. Todas son recibidas”.

Pero para alcanzar esta meta, gestores y clínicos deben avanzar en el mismos sentido. “Tiene que haber un ambiente en el que la administración favorezca que sus clínicos hagan ensayos”, destacó director de Governmental Affairs & Market Access en Celgene.

José Luis Marenco, reumatólogo del Hospital Virgen de Valme de Sevilla, reclama un mayor reconocimiento de la labor investigadora por parte de las autoridades sanitarias. “Hemos observado una paulatina caída del interés personal en investigación. Me da la sensación a que en buena parte se debe a la falta de recompensa, que no es tanto económica sino de reconocimiento de méritos. En los tribunales se contabilizan una serie de méritos sin valor ninguno y la investigación no se tiene en cuenta”. En este sentido, el SAS ha tratado de potenciar los programas de intensificación para que los clínicos puedan compaginar la labor asistencial con la investigadora.


El SAS cuenta con más de 1.000 proyectos activos y es la tercera comunidad con mayor volumen de ensayos clínicos



Los clínicos son conscientes de la dificultad que supone la captación de pacientes necesarios para un estudio