Carmen M. López Madrid | viernes, 09 de diciembre de 2016 h |

España cuenta desde 2013 con el Plan Nacional para la Lucha contra las Resistencias Antimicrobianas (RBA). Sin embargo, a día de hoy no se ha desarrollado, ya que no se sabe quién se hará cargo económicamente de la implantación de esta estrategia. La Asamblea General de Naciones Unidas firmó el compromiso para que cada Gobierno desarrollara su estrategia nacional, dotándola de un presupuesto adicional, ya que la prioridad es mundial. En mayo de 2017 toca rendir cuentas ante la OMS.

Pregunta. ¿Cómo están incorporando los países sus planes nacionales?

Respuesta. Cada uno lleva un ritmo diferente en desarrollar sus planes de acción. España está muy adelantada con el Plan, frente a otros países que siguen discutiendo y organizando sus estrategias. Está claro que una estrategia así sin presupuesto siempre quedará con limitaciones en su implementación. Cada país lo ha solucionado de manera diferente. En algunos de ellos, como el ciclo de planificación no ha coincidido con el de presupuestación han tenido que esperar a determinar los presupuestos generales para incluir esas partidas. El desafío está en conseguir dinero o fondos adicionales para incorporar las actividades. Para los países en desarrollo o de ingresos bajos es muy importante el rol de los grandes donantes financieros.

P. ¿Desde la OMS pueden destacar algún país como referente en buenas prácticas?

R. No hay ningún país perfecto, ni ninguno que haya cumplido en todo. Sí que hemos visto un esfuerzo en invertir y mejorar todos los aspectos. Es difícil comparar porque no todos los países parten de la misma base. Por ejemplo, Estados Unidos y Canadá están avanzando rápidamente pero ellos parten de unas capacidades de laboratorio, vigilancia, recursos humanos muy alta, y otros países en América Central o el Caribe van más despacio pero por el buen camino. Hay países que están invirtiendo pero con muchas inequidades dentro del mismo país.

P. Pero en mayo tendrán que rendir cuentas a la OMS…

R. Exacto. A los países se les está haciendo un cuestionario de monitoreo para que informen del grado de avance en los planes nacionales. El secretariado compila esa información y la presenta a la asamblea. Aquí es cuando se analizará quién tiene los planes publicados, en desarrollo o todavía no los tiene… Hay países que están en conflicto y en guerra y no es prioridad todavía para ellos, esto se tiene en cuenta. La OMS también evaluará los avances, los desafíos y si hay algún aspecto en el que todavía no han empezado a trabajar.

P. Obama decidió dedicar hace años una partida adicional a la lucha contra las resistencias… ¿Hay posibilidades de que se retroceda en este avance con la llegada del nuevo Gobierno?

R. El presupuesto está comprometido. La Administración Obama tomó este tema como una prioridad nacional, e incluso, lo metió en la Agenda de Seguridad Global. Esperamos que con el cambio de administración no haya cambio en las prioridades. Normalmente los compromisos que se asumen se mantienen hasta la finalización de los mismos. Aunque siempre existe el riesgo.

P. Fue en 2015, cuando la Asamblea Mundial de la Salud empezó a gestar el Plan de Acción Global contra las resistencias, ¿en qué momento está?

R. Fue aprobado por todos los países y todos los ministerios de salud. Actualmente está en fase de implementación, es decir, ya se están poniendo en marcha las diferentes líneas de trabajo. Esta estrategia cuenta con dos pilares, por una parte, las actividades que hacen la secretaria de la OMS en colaboración con FAO y la OIE —llamado el tripartito— que son las tres agencias de Naciones Unidas que trabajan el problema de las resistencias a los antimicrobianos.

P. Hace unos meses la Asamblea General de Naciones Unidades declaró las resistencias como “amenaza mundial”, ¿hay concienciación real?

R. En los últimos tres años cada vez han aparecido más informes con mayor impacto político que han empezado a alertar a los grupos de poder más importantes del mundo como el G20, el G8. En todas las reuniones al más alto nivel se ha discutido este tema. Es un proceso continuo. En la OMS se discute porque cada vez somos más conscientes de que las resistencias impactan en el desarrollo económico, y por otro lado, porque es un fenómeno global que ningún país puede abordar de manera autónoma, tiene que ser un abordaje global. Sí que existe esta concienciación a nivel estatal y hospitalario, pero todavía los ciudadanos no son conscientes de esta amenaza.

P. ¿Hay datos concretos del coste económico que suponen las resistencias?

R. El Banco Mundial abordó hace unas semanas el impacto económico a través de un informe exhaustivo. El estudio hace una estimación de una proyección del impacto macroeconómico de las resistencias a los antibióticos, tomando dos escenarios, —uno con más impacto y el otro con menos— y con una proyección hasta 2050. Sus conclusiones ahondan en que las resistencias, si no se actúa, pueden llegar a disminuir el PIB entre el 1,1 por ciento al año y un 3,8 por ciento. Unas cifras demasiado altas que afectarían a la producción de trabajo, no sólo a nivel sanitario, sino macroeconómico. Al final, los expertos hacen una serie de recomendaciones para mitigar este escenario: invertir en vigilancia de las enfermedades, fortalecer la cooperación, mejorar los enlaces con los veterinarios y más incentivos para reducir el uso de antibióticos en la producción de alimentos.

P. También se está evaluando las estrategias de prevención hospitalarias, ¿han demostrado que son coste-eficaces?

R. Efectivamente. Hay dos formas de prevenir la diseminación de las resistencias a los antibióticos en los hospitales. Una serían todas las medidas de prevención y control en los hospitales, y por otro lado, tener unos programas de uso prudente de antibióticos. Estas dos intervenciones son las más coste-efectivas en salud pública, ya que han demostrado que con una pequeña inversión en el hospital, ahorrarán de manera sustantiva. Este ahorro estimado dependerá de varios factores y es difícil dar una cifra mágica, porque dependerá de los costes en salud, del hospital, la complejidad de los servicios, etcétera. Si una persona tiene una infección por una bacteria no resistente en comparación con otra que tiene la misma infección con la misma bacteria pero resistente, esta última tendrá al menos el doble de estancia hospitalaria y un sobrecoste importante.

P. El papel de los profesionales sanitarios y farmacéuticos es crucial en este sentido, sobre todo en la prescripción y dispensación…

R. Todos somos responsables. Es muy importante que los profesionales conozcan el problema y los desafíos y actúen de manera correcta. En los programas de formación de personal sanitario, desde médicos hasta enfermeras, farmacéuticos, etc., no existe un entrenamiento especial sobre cómo deben prescribir y administrar los antibióticos. También se está trabajando desde la OMS en que estos programas sean incorporados a los currículums para que tengan mejor conocimiento técnico a la hora de prescribir antibióticos.

P. Precisamente, en España la especialidad de infecciosas no está reconocida, ¿puede influir en el abordaje de las resistencias?

R. El impacto de estos profesionales superespecialistas que son necesarios es importante para guiar y marcar las pautas generales de prescripción y orientar acerca del problema. Sin embargo, la mayor parte de antibióticos se prescriben en primaria. Hay que hacer, por tanto, un abordaje más especial y la enfermera y la auxiliar tiene que saber cómo administrarlo.

P. En lo que sí se está avanzando en España es en los proyectos Zero, ¿se están incorporando este tipo de programas en otros países?

R. La situación es desigual entre los países e incluso dentro de un mismo país. Hay inequidades que son una realidad latente. En general, los países con los ingresos más altos como Canadá, Estados Unidos, Chile, Argentina o Brasil tienen implementado estas políticas de salud. En el resto depende de los recursos que tengan en cada región. Es cierto que están más en desarrollo los programas de prevención de infecciones hospitalarias porque tienen un impacto inmediato y más visible en la calidad de la atención, que los programas de prevención de uso microbiano. Desde la OPS estamos dirigiendo un esfuerzo especial para empezar a implementar los programas de uso prudente de prevención ligados a los programas de control de infecciones. Queda mucho por hacer.

P. Los errores y lasmala prescripción de antibióticos es otro de los problemas, ¿qué medidas hacen falta para mitigarlo?

R. La más importante es la educación y la formación de los profesionales sanitarios y del público en general. Además, los programas PROA en los que a través de una supervisión, y una evaluación de la prescripción de los antibióticos, es decir, que un determinado hospital o centro puedan monitorear la tendencia, la calidad de estas prescripciones. En Estados Unidos se están poniendo en marcha los PROA en atención primaria para monitorizar el uso de antimicrobianos. Son programas costosos que requieren de inversión pero que van a dar información muy útil y van a impactar directamente en la prescripción para su buena práctica.

P. Porque estos programas van directamente a especializada…

R. Efectivamente. Estos programas en la mayor parte del mundo se incorporan en especializada, donde se utilizan los antibióticos de mayor espectro, más potentes, pero cada vez hay más evidencia del impacto que tienen en AP, y hay algunos ejemplos pilotos en Estados Unidos.

P. La monitorización del uso de antibióticos es un objetivo que han marcado desde la OMS, ¿están cerca de conseguirlo?

R. A nivel de las políticas públicas de las vigilancias nacionales Europa tiene un gran camino avanzado, tienen un sistema de vigilancia del consumo de antibióticos que es un modelo para todo el mundo, el resto están bastante rezagados. La OMS está proponiendo estandarizar esta metodología de la vigilancia del consumo de antibióticos para que todos los países hablen el mismo idioma, y puedan decir exactamente qué es lo que están consumiendo. En colaboración con el programa de medicamentos esenciales de la OMS y la OPS vamos a empezar a trabajar con los países para que desarrollen e implementen estos sistemas de vigilancia del consumo. No es fácil y requieren de inversión, pero esperamos tener algunos éxitos. En México tienen un grupo de trabajo excelente y un sistema de monitorización muy bueno. La idea es que cada país tenga sus datos para poder tomar decisiones.

LAS FRASES

En mayo de 2017, la OMS evaluará los avances, los desafíos, y lo que queda pendiente”

Si no se actúa, las resistencias pueden disminuir el PIB entre el 1,1% al año y un 3,8 %”

En Estados Unidos se están poniendo en marcha los PROA en atención primaria”

No hay ningún país perfecto, ni ninguno que haya cumplido en todas las estrategias previstas”