Marta Riesgo Madrid | viernes, 06 de septiembre de 2019 h |

La llegada al mercado de innovación cada vez más compleja, unida a la necesidad de ajustes presupuestarios por parte de los sistemas sanitarios de todo el mundo, ha convertido los denominados acuerdos innovadores en la herramienta obligada para poder dar acceso a los nuevos medicamentos. Precisamente el informe Creating a stable drug pricing strategy in an unstable global market, publicado por la consultora PwC, realiza un repaso por los seis tipos de acuerdos que hasta ahora la industria y la administración han puesto en marcha.

Desde los más conocidos —los modelos de riesgo compartido, las compras por volumen o los contratos basados en resultados en salud— a los modelos hipotecarios, como el denominado modelo Netflix o los precios específicos por indicación… Todos ellos conforman un abanico de posibilidades que facilitan a las autoridades el poder financiar las innovaciones. De hecho, según una encuesta realizada por PwC, el 57 por ciento de las compañías farmacéuticas aseguran disponer de contratos innovadores en marcha con las administraciones. La misma encuesta realizada en 2017 arrojaba un porcentaje de tan solo el 25 por ciento.

Uno de los acuerdos más novedosos es el denominado ‘modelo Netflix’, un acuerdo de suscripción que permite a los compradores pagar una cantidad fija por el acceso ilimitado del paciente a productos específicos durante un período de tiempo determinado. Este modelo se aplicó por primera vez en Austria para financiar medicamentos contra la hepatitis C. Los estados de Louisiana y Washington, en Estados Unidos, también están adoptando este tipo de contrato para los tratamientos contra el VHC

El informe destaca también el ya conocido modelo de riesgo compartido, contratos que implican un reembolso total o parcial al comprador (administración o aseguradora) si no se cumplen ciertos resultados financieros predeterminados.

El modelo de pago por resultados también está entre los más populares. Al igual que el riesgo compartido, ofrece un reembolso total o parcial a los compradores si los pacientes no responden a la terapia o no alcanzan un resultado de salud específico. No obstante, muchas áreas terapéuticas no tienen un resultado biológico estricto que pueda servir fácilmente como una medida de evaluación del rendimiento del fármaco. También hay que tener en cuenta que la falta de adherencia a un tratamiento puede derivarse en malos resultados no relacionados con el rendimiento del medicamento en sí.

En cuarto lugar se sitúa el modelo hipotecario, que permite a los compradores distribuir el coste de una terapia costosa durante un período de tiempo en lugar de exigir el pago total por adelantado. Los productos que no se enfrentan a competencia directa, como las nuevas inmunoterapias oncológicas, medicamentos huérfanos dirigidos a enfermedades raras o terapias emergentes de genes y células son buenos candidatos para este tipo de acuerdos.

El quinto acuerdo mencionado por la consultora es el de precio por indicación, utilizado para productos aprobados para más de una indicación. En este modelo, el precio se basa en la indicación o el área terapéutica para la que se prescribe. Los medicamentos con varias indicaciones a menudo son más efectivos en el tratamiento de una enfermedad en comparación con otra. Así, este acuerdo permite pagar más por un medicamento cuando es altamente efectivo en el tratamiento de una enfermedad, pero menos en las patologías donde es menos efectivo.

Por último se encuentra el modelo de compra por volumen. Estos, apuntan desde PwC, son útiles en circunstancias donde se necesitan grandes cantidades de un medicamento, como ocurre con las vacunas.