CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 01 de febrero de 2019 h |

La burbuja universitaria sigue poniendo en jaque a un sistema sanitario que no es capaz de absorber el número de médicos que salen de las facultades —in crecendo anualmente— y que no pueden optar a la formación sanitaria especialidada de nuestro país.

Para la convocatoria del 2 de febrero, el número de inscritos aumentó, siendo de 15.475 personas admitidas —de un total de16.259 personas—, por lo que todo indica a que el número de egresados que no pueden optar al MIR será mayor en esta convocatoria.

En 2018 se presentaron al examen MIR 14.446 personas para un total de 6.513 plazas. Esto supone un ratio de 2,22 aspirantes por cada plaza. Teniendo en cuenta que cada año salen alrededor de 7.000 estudiantes de medicina, el año pasado, por ejemplo, 487 graduados no pudieron acceder a la residencia. A esto hay que sumar las personas que se vuelven a presentar cada año, y la precariedad laboral de la reespecialización. “La conclusión es que este sistema es insostenible”, apunta un informe del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, y de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas.

“Es necesario entender el MIR como parte del continuo formativo indispensable para ejercer plenamente en el sistema sanitario, especialmente en el ámbito público”, destacan los expertos que añaden que “el MIR no es una salida más, es prácticamente la única salida”.

Paralelamente, la burbuja de facultades de medicina sigue en aumento. Actualmente, hay en España unas 42 facultades —32 públicas y 10 privadas—. La tasa idónea de facultades por millón de habitantes es de 0,5 según los estándares de la OMS, y la tasa idónea del número de estudiantes de medicina es de 1 por cada 10.000 habitantes. De este modo, nuestro país es el segundo del mundo en número de facultades de medicina, tan sólo superado por Corea. La tasa actual es de 0,95 facultades por millón de habitantes.

Con estos datos, los expertos señalan que España debería tener aproximadamente 4.650 estudiantes de medicina de nuevo ingreso —para el curso 2018-2019 han sido admitidos 7.042—.

Por otra parte, la OCDE aconseja reducir el número de facultades de medicina cuando la tasa media de egresados por cada 10.000 habitantes supere los 12, con el fin de garantizar la correcta formación de los estudiantes. Actualmente, España cuenta con 13 estudiantes por cada 10.000 habitantes.

Además del gasto que supone para España mantener una facultad de medicina, las consecuencias para las comunidades autónomas también están presentes. Según el RD 420/2015 sobre el régimen de conciertos entre las universidades y las instituciones sanitarias, “un hospital universitario solo podrá estar vinculado por concierto o convenio a una universidad para la impartición de una misma titulación”. De este modo, si se abre una nueva facultad de medicina en una localidad que ya tiene al menos una, los recursos —para realizar esa formación especializada— tendrán que repartirse o compartir infraestructuras entre varias facultades. “Tanto si se reparten —pasando de dos hospitales asociados a uno— como si se comparten de forma simultánea habrá más estudiantes por médico-tutor de prácticas y menos días de prácticas, así como saturación de consultas y más trabajo para el profesional, en detrimento tanto de la formación como de la calidad asistencial”, acotan.


España debería tener alrededor de 4.650 estudiantes nuevos de medicina, cuando tiene casi el doble