E.M.C. Madrid | viernes, 03 de noviembre de 2017 h |

La relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón está más que clara para la sociedad, pero no su vínculo con otro tipo de tumores como el de cabeza y cuello, vejiga o mama. Es la impresión de Natacha Bolaños, responsable de Pacientes y Relaciones Públicas del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac).

La portavoz es consciente de que es un mensaje difícil de trasladar. “Es un problema muy complejo, no se trata solo de comprender que es un factor de riesgo, también hay que facilitar el proceso para dejar de fumar desde las administraciones”, asegura. En ese sentido, reconoce que falta conciencia sobre la necesidad de abandonar el tabaco. Asimismo, echa de menos una estrategia por parte de las administraciones que apoyen este propósito entre los fumadores.

“Hay una doble moral —insiste— porque se habla de la necesidad de emprender planes de deshabituación tabáquica pero no se cumplen las nuevas regulaciones que desde Europa se recomiendan”. Entre ellas, cita el impulso al empaquetado genérico para todas las marcas.

Bolaños considera que nuestro país se ha quedado atrás en materia de regulación, a pesar de haber sido pioneros en la creación de espacios libres de humo. “Hay países donde en los taxis no se puede fumar. Nos hemos quedado un poco cortos”, advierte. Además, entiende que hay un porcentaje de población adulta interesada en dejar de fumar, pero al mismo tiempo las mujeres empiezan a fumar antes y hay un mayor número de usuarios, añade. “Estamos viviendo un franco retroceso con respecto a otros países de Europa”, sostiene.

En su opinión, el tabaco está asociado a determinadas esferas sociales y “mientras no se ataje ahí, no podremos hacer nada”, sentencia.

Para Natacha Bolaños, es fundamental que todas las partes estén integradas para que la deshabituación tabáquica resulte totalmente exitosa, ya que hay superar la dependencia física, psicológica y social, otro elemento importante.

Ante esta situación, el papel de los profesionales pasa por definir claramente los beneficios de una vida libre de tabaco. Además, destaca que es preciso mantener programas de prevención con recursos, pero “para ello hace falta voluntad política, que falla”, asegura.

Vale la pena decir, puntualiza, que hay 60.000 muertes relacionadas con el tabaco, es un dato que debe estar sobre la mesa. En la misma línea, sugiere que es preciso revisar la eficacia de los fármacos y profundizar en los más efectivos. Para ello, subraya que es preciso obtener datos, en la vida real, de su eficacia.