J.V. Madrid | viernes, 23 de junio de 2017 h |

La colaboración público-privada se ha convertido en la principal vía para el abordaje de la enfermedad crónica como la diabetes. La directora general de Roche Diabetes Care, Lisa Huse, subraya la necesidad de implementar un nuevo modelo. “Un cambio de mentalidad es urgente”, subraya.

Pregunta. ¿Qué podemos aprender del sistema sanitario de EE.UU?

R. Está claro que son sistemas sanitarios muy diferentes, y ha sido muy interesante aprender y comparar las especificidades de cada uno. . En cuanto a qué se puede aprender del sistema estadounidense, diría que se enfatiza mucho más en la prevención y accesibilidad a los medicamentos y dispositivos. El principal gasto sanitario referido a la atención a la diabetes en EE.UU. son las hospitalizaciones, que generan el 43 por ciento de los costes médicos directos mientras que los fármacos antidiabéticos y suministros para el tratamiento de la diabetes suman el 18 por ciento del gasto total en Estados Unidos (en diabetes). Si bien los dispositivos y los suministros no son el principal generador de gasto, los pacientes y los profesionales tienen acceso a un abanico amplio de dispositivos y medicamentos y bastante margen de maniobra en su administración para, así, personalizar la atención sanitaria. En España, las opciones para la elección de los dispositivos sanitarios es más reducida. Por ejemplo, los sistemas de salud en España tienden a limitar el número de bombas de insulina que pueden proporcionar a los pacientes. En países como Estados Unidos (40 por ciento), Alemania (15 por ciento) y Noruega (15 por ciento), los pacientes Tipo 1 tienen un mayor acceso y cobertura a una bomba de insulina. En comparación, menos del cinco por ciento de este tipo de pacientes en España tienen acceso a este tipo de sistemas. Por lo demás, reconozco que Estados Unidos tiene mucho que aprender de España, y Europa en general, sobre la asistencia sanitaria. En Norteamérica, muchos de los costes que van en aumento en asistencia sanitaria se transmiten al paciente en un porcentaje mucho mayor que en la mayoría de países europeos.

Tomemos como ejemplo que, hoy, el 29 por ciento de todos los adultos que trabajan en EE.UU. tienen un seguro de salud “deducible alto”, en cuyo caso, la prima mensual es más baja, pero tendrá que pagar más por la atención médica (su deducible) antes de que la compañía de seguros comience a pagar su parte. En algunos casos, esta cantidad puede ser de 1.000 dólares o incluso tener que llegar a desembolsar 13.000 dólares antes de que el seguro de salud comience a pagar. En algunos casos, estos planes de deducible alto se ofrecen como una opción, mientras que en otras situaciones no tienen alternativa. Tuve oportunidad de hablar sobre planes de deducibles altos con un grupo de endocrinólogos estadounidenses en abril y me explicaron que, debido al gran desembolso que supone este tipo de sistema para el paciente, éste no vuelve a por sus recetas, deja de tomar los medicamentos según lo prescrito o de visitar a su médico. El sistema de salud estadounidense podría aprender de otros que este modelo no mejora la asistencia a las personas con enfermedades crónicas. De hecho, todo lo contrario, especialmente para aquellos que viven con diabetes.

P. El sistema sanitario público y las empresas privadas tienen una relación de interdependencia ¿Cuáles diría que son las claves del éxito en esta relación?

R. Está claro que el modelo actual para el manejo de las enfermedades crónicas no funciona. En diabetes, solo el siete por ciento de los pacientes (en todo el mundo) alcanzan el objetivo metabólico. Las empresas deben proporcionar soluciones, en particular las que ayudan a los pacientes y profesionales de la salud en entre una visita y otra a la clínica. Las personas que viven con diabetes tienen que tomar decenas de decisiones cada día que pueden afectar sus resultados clínicos. Las oportunidades para apoyar, educar y guiar a los pacientes durante este tiempo en el que están solos es muy importante y, cada vez, más la tecnología puede apoyar en este sentido al paciente. Sin embargo, este cambio de modelo hacia una gestión mucho más autónoma para el paciente supone un desafío para el sistema de salud hoy en día. El sistema está principalmente diseñado para atender visitas ‘in situ’ y situaciones agudas o urgentes. Necesitamos que, tanto el Sistema Sanitario Público como las Empresas privadas, colaboren y experimenten juntos. Esto significa que, entre todos, tenemos que cambiar el flujo de trabajo, cambiar la forma de medir el éxito y rediseñar la inversión de los recursos. Nos enfrentamos a un cambio de mentalidad, tanto para las empresas como para el sistema de salud. En Roche Diabetes Care, nuestra estrategia es la gestión integral de los pacientes con diabetes. Creemos que el diálogo debe cambiar para que los resultados mejoren y poder ofrecer soluciones más allá de los productos que aporten valor en toda la cadena.

P. ¿Cómo puede contribuir una empresa como la suya a cambiar el modelo de atención sanitaria?

R. Hace muchos años que las empresas privadas se centran exclusivamente en el diseño de nuevos productos o funcionalidades. Este tipo de innovación incremental de productos es valiosa, pero es poco probable que cambie y mejore dramáticamente la manera en que se presta la asistencia sanitaria. Una nueva característica del producto no mejorará el hecho de que solamente el 7% de pacientes con diabetes en todo el mundo alcanza el objetivo metabólico. En Roche Diabetes Care, nuestra visión es la gestión integrada de la diabetes poniendo al paciente en el centro. Desde luego que ello no supone dejar de lado la innovación de productos, como lo demuestran los lanzamientos de 4 nuevos productos en España este año. Además, estamos avanzando para ir más allá y cambiar la forma en que los profesionales y los pacientes se involucran. Dos sistemas que ofrecemos aquí en España son Diabetes 360 y Terapia Go. Estas soluciones ayudan a los profesionales a proporcionar acceso a los servicios y realizar un seguimiento remoto y continuado, pero también mejoran los procesos internos del centro para optimizar recursos, incluido el tiempo del profesional, y permiten personalizar la atención asistencial a la vez que se gestiona una población diabética en un centro de referencia.

P. ¿Cree que la falta de financiación es el mayor reto que enfrenta el sistema sanitario o es el modelo de atención obsoleta lo que supone una amenaza aún mayor?

R. En cualquier modelo de atención médica lo primero que salta a la vista son los desafíos recurrentes de tiempo y dinero. No hay duda de que la escasez de recursos es uno de los principales retos que enfrenta el sistema de salud. Aunque la cuestión de los recursos es clara, creo que el impacto negativo de contar con un modelo anticuado y fragmentado de atención es potencialmente más perjudicial. Un cambio de mentalidad es urgente para poder afrontar los retos de futuro. Hemos de innovar, pero no solo en cuanto a avances tecnológicos sino en nuevos modelos de asistencia, provisión y atención más adaptados, eficientes, sostenibles y de mayor calidad.

P. En su opinión ¿Cuál es la principal reforma que requiere la sanidad pública para ser sostenible en el futuro?

R. Como decía antes, se trata más de un cambio de mentalidad, que de cómo abordar de una manera integral la cronicidad, su gestión y prevención, en lugar de reaccionar ante las situaciones urgentes y agudas. Hace falta además replantearse el modelo, mejorar la coordinación entre todos los agentes involucrados en el proceso asistencial y pensar en el medio y largo plazo. En el sector sanitario es difícil adoptar e integrar las innovaciones tecnológicas al ritmo en que se desarrollan por la complejidad del propio sistema. El importante cumplir la regulación y validar los sistemas, pero hemos de adaptarlos y hacerlos más ágiles y eficientes. En paralelo, tenemos además que trabajar en la capacitación, usabilidad y adherencia a las nuevas tecnologías.

P. ¿Cuál es el reto en la gestión de los enfermos crónicos?

R. Cuando se trata de enfermedades crónicas como la diabetes, se debe prestar más atención al tiempo que transcurre entre las visitas clínicas. La diabetes es la enfermedad del “hágalo usted mismo” donde la gente se pone a prueba cada día en la toma de decisiones —sobre la comida, la insulina, el ejercicio…— Necesitan apoyo para tomar estas decisiones con confianza y de manera responsable para poder manejar su condición y mantenerse en un rango saludable. Las personas con diabetes lo que realmente requieren son soluciones que les ayuden a pensar menos sobre su diabetes y les permitan hacer una vida lo más normal posible. La enfermedad es suya y tienen que autogestionarla de la mejor manera posible, con ayuda y orientación profesional. Poder ofrecer ese apoyo fuera del centro sanitario, empoderar a los pacientes para que puedan tomar el control de su enfermedad y evitar las complicaciones permitiría una gestión más sostenible de esta enfermedad crónica y una mejor calidad de vida para las personas que viven con diabetes.

P. ¿Cuál debería ser el papel del paciente crónico en su autocuidado?

R. Para mí el rol de la persona con diabetes es el de un estudiante. Vivir con diabetes requiere tanto arte como ciencia, y aquellos con los que he hablado y a quienes he visto triunfar en su autogestión han sido quienes han mantenido la constancia y la fuerza de voluntad para estudiar e ir paso a paso, celebrando las pequeñas victorias y esforzándose cada día. Se centran en lo que funcionará para ellos, porque cada persona es única cuando se trata de vivir con diabetes. Ser un ‘estudiante’ les ayuda a participar de su tratamiento y decisiones junto con su equipo de atención médica y utilizar los productos y servicios disponibles y adaptándolos a su necesidad. Dar pequeños pasos y experimentar cada día les ayuda a equilibrar el arte y la ciencia de la diabetes.