XI Seminario Fundación ECO

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Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 22 de junio de 2018 h |

¿Cómo mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con cáncer? Más de una veintena de especialistas han tratado de dar respuesta a esta cuestión en el IX Seminario de la Fundación ECO, celebrado esta semana en Madrid.

En la búsqueda de fórmulas innovadoras para alcanzar este objetivo, el presidente de la fundación Vicente Guillem, recordó que los resultados no dependen solo de la innovación tecnológica o farmacológica, sino también de los retrasos en el diagnóstico y de la organización de los servicios. De igual modo, invitó a los participantes a identificar aspectos críticos para optimizarlos, y así se hizo.

Eduardo Díaz Rubio, presidente de Honor de la Fundación, repasó la carga económica del cáncer en España que recoge un estudio presentado en el mes de marzo y elaborado por Omakase Consulting y BMS. Según estos datos, el coste total del cáncer en el Sistema Nacional de Salud ascendió en 2015 a 7.168 millones de euros, un coste subestimado, aclaró, ya que habría que añadir costes intangibles y años de vida ajustados a discapacidad. Aún así, esta cifra representa un 10 por ciento del gasto sanitario y un 0,66 por ciento del PIB.

El oncólogo alertó de que los resultados en nuestro país son peores que los mejores países europeos, y subrayó, entre otros problemas, la desigualdad geográfica.

“Los mayores objetivos para mejorar los resultados es mejorar la supervivencia global a cinco años, la calidad de los pacientes, cosa que no medimos, y su satisfacción, y recuperar la equidad en el acceso a la innovación como un derecho básico”, puntualizó.

Resultados en salud, circuitos preferentes, el análisis de los puntos críticos para el paciente, calidad de vida, satisfacción, sostenibilidad y cribado deben ser objeto de estrategias, y exigen desarrollar un modelo de planificación en cada uno de estos puntos. Todo ello, insistió, con una financiación efectiva.

Asimismo, Díaz Rubio abogó por recuperar el Plan Nacional del Cáncer impulsado en 2006 e inyectarle economía, “un esfuerzo sin precedentes, con apoyo de todas las sociedades científicas, que quedó en un plan con limitación presupuestaria”, criticó.

El papel que puede jugar la tecnología en el objetivo de este seminario también fue objeto de análisis. Jaime del Barrio, senior advisor en Healthcare &Life Sciences de Ernest and Young, planteó la contradicción de que los residentes millenials continúen formándose en papel.

El especialista abogó por una transformación, liderada por los propios profesionales, capaz de estar a la altura de la era de la digitalización y las tecnologías disruptivas. “Los sistemas sanitarios no están preparados para lo que viene, pero tampoco para el día de hoy”, alertó.

En su opinión, uno de los retos es saber hacer las preguntas que la tecnología ayudará a resolver, puesto que no viene a suplir a los profesionales, sino a ayudarles.

Otro de los participantes en esta primera mesa, que analizó los condicionantes de los resultados en salud, Salvador Tranche, presidente de Semfyc, alertó del riesgo de la fascinación tecnológica, y abogó por recuperar a las personas también. Desde la atención primaria, admitió, “pecamos, en todo caso, de sobrediagnóstico de cáncer”.

Desde la perspectiva de la gestión, Carlos Mur, gerente del Hospital de Fuenlabrada, abogó por contribuir con herramientas digitales a conseguir un proceso integrado de atención en red. “Sorprende que no haya una mayor aproximación de la expertise en cribado, biomarcadores o de acceso a un tratamiento quimioterápico, por ejemplo, que permita derivar a un paciente de un centro a otro”, planteó.


Del Barrio abogó por una transformación liderada por los profesionales a la altura de la digitalización y la tecnología



Desde la gestión, Carlos Mur trazó como objetivo conseguir un proceso integrado de atención en red