Fernando Ruiz Madrid | viernes, 12 de enero de 2018 h |

En 2017 entraron en vigor el Real Decreto 579/2017 y el Real Decreto Ley 17/2017 para trasponer la Directiva Europea 2014/40/UE de Productos de Tabaco con una visión de mínimos sin incluir medidas más enérgicas que reduzcan el consumo de tabaco y la exposición al humo ambiental, según la visión ofrecida tanto desde la Organización Médica Colegial (OMC) como desde el Comité Nacional Para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que han hecho frente común para reclamar una legislación valiente que disminuya la prevalencia en nuestro país, superior a la media europea.

Todos coinciden en que la Ley del Tabaco 28/2005, de la que se cumplen ahora 12 años, y su modificación a través de la Ley 42/2010, en vigor desde hace ya siete años, han supuesto un gran avance en términos de salud pública y desde el punto de vista social.

Ambas normativas han contribuido a cambiar la percepción sobre el tabaco, como un hábito normal y socialmente aceptado, a un problema de salud. Por otra parte, la exposición de la población al humo de tabaco ambiental se ha reducido en un 57 por ciento, la contaminación interior en los locales de ocio se ha reducido en un 90 por ciento, y el número fumadores entre 2009 y 2014 se redujo en 1,2 millones.

Sin embargo, su consumo sigue matando cada año a más de siete millones de personas en el mundo ( 700.000 en Europa, 52.000 en España).

El tabaquismo pasivo supone, además, un importante riesgo para la salud, un 15 por ciento de la población refiere estar expuesta al humo del tabaco, y esta exposición es mayor en la población de 15 a 34 años. Además, la industria tabaquera gasta miles de millones de euros en la comercialización del tabaco y se sirve de lobbies y de la publicidad para mantener e incrementar su consumo.

Decálogo de iniciativas

1. Velar por el cumplimiento de la Ley.

2. Ampliar los espacios libres de humo a estadios y demás espacios deportivos.

3. Equiparar la regulación del cigarrillo electrónico a los productos del tabaco.

4. Establecer una fiscalidad de los productos del tabaco semejante para todas las labores del tabaco.

5. Poner en marcha campañas de prevención del tabaquismo.

6. Mejorar la atención a las personas fumadoras incidiendo en la Atención Primaria como pilar básico.

7. Los programas de prevención y tratamiento deben abordar el binomio cannabis-tabaco.

8. Implementar el paquete neutro de tabaco.

9. Evitar la interferencia de la industria tabacalera en las políticas de control del tabaquismo.

10. Establecer un sistema de trazabilidad independiente de los productos de tabaco.