C.R. Madrid | lunes, 16 de septiembre de 2019 h |

La atención sanitaria no debería causar daños a nadie. Sin embargo, 134 millones de personas sufren daños cada año como consecuencia de la falta de seguridad en la asistencia hospitalaria en países de ingresos medianos y bajos, lo que provoca 2,6 millones de muertes anuales: cinco pacientes cada minuto, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, el 15 por ciento del gasto hospitalario en los países de la OCDE se debe a errores relacionados con este tema. Con el doble objetivo de concienciar sobre esta prioridad sanitaria mundial e instar a los ciudadanos a demostrar su compromiso con esta causa se celebra el primer Día Mundial de la Seguridad del Paciente.

Porque el mensaje positivo es que la mayoría de estas muertes —y por tanto las consecuencias personales, sociales y económicas— pueden evitarse. “Necesitamos una cultura de la seguridad que promueva el contacto cercano con los pacientes, les aliente a notificar los errores para poder aprender de ellos, y cree un ambiente en que los profesionales de la salud no se sientan culpabilizados y en que se les ofrezcan los medios y la capacitación para reducir los errores”, asegura el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom.

El hospital no es el único foco de los errores en la asistencia a los pacientes. Actualmente, 4 de cada 10 pacientes de los servicios de Atención Primaria y ambulatoria sufren daños, pero también aquí el 80 por ciento de estos casos se pueden prevenir. Los errores más perjudiciales están relacionados con el diagnóstico y la prescripción y uso de medicamentos. Se estima que los errores de medicación entrañan por sí mismos costos de unos 42.000 millones de dólares (aproximadamente 38.000 millones de euros) cada año. Mientras, los procedimientos quirúrgicos poco seguros provocan complicaciones en hasta un 25 por ciento de los pacientes, lo que desemboca en 1 millón de muertes anuales durante las intervenciones quirúrgicas, o inmediatamente después.

Considerando que la seguridad del paciente y la calidad de la atención son fundamentales para ofrecer servicios de salud eficaces y lograr la cobertura sanitaria universal, y bajo el lema “Alzar la voz por la seguridad del paciente”, la OMS insta a los países y los asociados de todo el mundo a que tomen medidas urgentes para reducir los daños a los pacientes en la atención de salud.

Pero desde el 18 de septiembre, este compromiso debe adoptar otras formas. La primera de las recomendaciones de la OMS a los estados apunta a los beneficios de aumentar las inversiones en la mejora de la seguridad del paciente. “El costo de la prevención es muy inferior al del tratamiento necesario tras un daño”, según la OMS. Por ejemplo, tan solo en los Estados Unidos, las mejoras centradas específicamente en la seguridad han dado lugar a un ahorro de 28.000 millones de dólares (más de 25.000 millones de euros) en los hospitales de Medicare entre los años 2010 y 2015.

¿Cómo reducir los errores en la medicación?

De entre todas las causas que están detrás de los errores relacionados con la seguridad de los pacientes, la OMS está dando especial importancia a los errores de medicación, que precisamente constituyen durante este 2019 el eje de su tercer Desafío Global en materia de seguridad de los pacientes (los dos primeros giraron en torno a las infecciones y la cirugía).

Se trata de una línea que se viene trabajado desde el 29 de marzo de 2017, cuando los Estados miembro de la OMS se comprometieron, en la Segunda Cumbre Ministerial Mundial de Seguridad del Paciente, a trabajar para reducir en un 50 por ciento, en el plazo de cinco años, el daño evitable relacionado con los errores de medicación.

La OMS reconoce que se han desarrollado intervenciones en este ámbito, pero su implementación es variada. Paliar en lo posible esta situación es el objetivo del tercer desafío global en materia de seguridad de los pacientes, cita para la cual la OMS ha analizado la situación de los errores relacionados con la medicación en torno a tres áreas de acción clave: polifarmacia, situaciones de alto riesgo y asistencia sanitaria en transición.