GM Madrid | martes, 29 de agosto de 2017 h |

La ausencia de manifestaciones específicas, con excepción de la ictericia, junto a su agresividad biológica, hace que en el 80 por ciento de los casos de cáncer de páncreas el diagnóstico sea tardío. Para avanzar en el tratamiento de esta enfermedad, expertos reunidos por la Fundación ECO han editado una guía para el Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer de Páncreas, en colaboración con Celgene. Una hoja de ruta para facultativos que va desde el diagnóstico y estadiaje hasta consejos y pautas para la cirugía y los tratamientos que existen en la actualidad.

“El cáncer de páncreas es mucho menos frecuente que otros tumores y apenas se detectan 6.500 nuevos casos al año en España. Su incidencia va en aumento. Sin embargo, es el tercero con más muertes en España y en 2020 se va a convertir en el segundo, sólo por detrás del cáncer de pulmón”, apunta Alfredo Carrato, vicepresidente de la Fundación ECO, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y coordinador de esta guía. “La cirugía sigue siendo el único tratamiento curativo, a la que solo tienen acceso un 15-20 por ciento de los pacientes, pero la recaída de la enfermedad es muy frecuente, superior al 60 por ciento de los casos, con una supervivencia media de 23 meses”, apunta.

Por lo que respecta a la aplicación de las innovaciones oncológicas en este tipo de pacientes “desafortunadamente en el momento actual no existe un biomarcador pronóstico ni predictivo establecido de forma estándar en el cáncer de páncreas. Tampoco existe un tratamiento biológico dirigido a una diana específica, como sucede en otros tumores. Solamente quimioterapia”, explica Carrato, Por ello este grupo de expertos recomienda a los pacientes que padezcan la enfermedad la participación en ensayos clínicos, siempre que sea posible, dado el pobre resultado asociado a los tratamientos actuales, con un limitado impacto en la supervivencia.

Minimizar los tiempos diagnósticos

“La identificación precoz de la enfermedad puede facilitar la elección de los pacientes para cirugía y para estudios de investigación u otras formas de tratamiento”, señala Manuel Hidalgo, coordinador junto a Carrato de esta Guía de Páncreas y director del Centro Clínico de Cáncer del Beth-Israel Deaconess de Boston, quien recuerda que en la mayoría de los casos de cáncer de páncreas el diagnóstico sea tardío. La Guía, editada por la Fundación ECO, hace una serie de recomendaciones para minimizar los tiempos diagnósticos como promover la sensibilización general, tanto dirigida a profesionales sanitarios como a población general sobre la detección precoz; la necesaria educación sanitaria en cuanto a los síntomas o signos de alarma (prurito, vómitos, dolor, ictericia, diarrea, pérdida de peso…), o la existencia de protocolos diagnósticos con prioridad para pacientes con alta sospecha clínica y consultas de alta resolución en las consultas de Atención Primaria. Los oncólogos además recomiendan que el individuo con alta sospecha clínica sea evaluado en menos de dos semanas e implantar programas de acceso precoz a Unidades Especializadas para la evaluación del caso, entre otras recomendaciones.

Mayor control en los casos de antecedentes familiares y síndromes de cáncer familiar

Los expertos consideran individuos de alto riesgo a aquellas personas que tienen una agregación familiar de casos con cáncer de páncreas o que pertenecen a familias con un síndrome heredo-familiar en el que la incidencia de cáncer de páncreas está aumentada (Cáncer de páncreas familiar, Síndrome de Peutz-Jeghers, pancreatitis hereditaria, melanoma maligno familiar, cáncer de mama y ovario hereditario, Síndrome de Lynch, poliposis adenomatosa familiar). En España el cribado para estos familiares sanos de alto riesgo se lleva a cabo desde hace seis años en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, dentro de un programa de detección precoz y caracterización genética, financiado por el Instituto Carlos III. “Por el momento, no somos capaces de identificar el grupo de individuos de alto riesgo en la población general y por dicha razón el cribado no está incluido dentro de la práctica clínica habitual, tal y como recomienda el CAPS (Cancer of the Pancreas Screening Consortium)”, concluye Carrato.