Que las resistencias a los antibióticos constituyen un problema de primer nivel no sorprende a nadie. Las comunidades autónomas avanzan para reducir el consumo de antibióticos, si bien, ¿qué medidas son efectivas para paliarlo? Los programas de optimización del consumo de antibióticos (PROA) sugieren su importancia y la necesidad de extenderlos a toda la red hospitalaria. La experiencia de Andalucía con Pirasoa es un ejemplo a día de hoy. Hace unos días, The Lancet arrojó más evidencia con un estudio elaborado por especialista de infecciosas y microbiología clínica del Hospital Universitario Virgen del Rocío, y la experiencia con Pirasoa. Esta investigación, liderada por Germán Peñalva, pretende determinar si este tipo de programas reducen la incidencia de infecciones causadas por scherichia coli productora de β-lactamasa de espectro extendido en la comunidad mediante la optimización del uso de antibióticos.
Los autores concluyen que la implementación de un programa de optimización multimodal en atención primaria mejora el uso de antibióticos y reduce las infecciones por E.coli. En este sentido, vuelve a poner en valor la necesidad de fomentar estos programas en el primer nivel asistencial.
La intervención ocurrió entre 2014 y 2017 en 214 centros de atención primaria que atienden alrededor de 2 millones de pacientes. En este estudio participaron 1.387 médicos. Se realizaron 24 150 entrevistas educativas durante los cuatro años. La prescripción inadecuada de antibióticos se identificó en 36,5 por ciento de los casos.
Con todo, hay que recordar el bagaje de Andalucía en la optimización de antibióticos. De hecho, en el mismo número de The Lancet donde se ha publicado esta investigación, la editorial, elaborada por Sara C Keller, del departamento de Medicina, División de Enfermedades Infecciosas, de la Universidad Johns Hopkins, está dedicada a la amenaza de las resistencias antimicrobianas y cómo España está haciendo esfuerzos a través de los profesionales sanitarios, y en concreto, a través de este programa.
