Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 06 de octubre de 2017 h |

A través de un webcast todos los meses se celebra en directo la subasta mensual de equipos médicos de segunda mano del Grupo Hilditch. Gran cantidad de equipos sanitarios en distinto estado cuyos propietarios aspiran a rentabilizar conscientes, en muchos casos, de que pueden tener una segunda vida útil en centros de todo el mundo.

Este Grupo, creado en Reino Unido hace 27 años, cuenta desde marzo con una filial en nuestro país, con la que están dispuestos a difundir en este sector una cultura de la “segunda mano” con poca implantación en nuestro país en todos los sectores, y más aún en este entorno.

Amelia Mainer, directora de la filial española de este grupo, explica que en Reino Unido la compañía es líder en la venta de equipos médicos en desuso y gestión de activos del sector sanitario. Ya han contactado aquí con hospitales públicos y privados y servicios centrales de algunas comunidades autónomas, aunque son conscientes de que es un proceso lento.

Cuando se incorpora una nueva tecnología en los centros españoles, lo habitual es que el equipo anterior se quede en el centro por si se estropea el nuevo o que sea donado, asegura. Desde la compañía no solo se trata de canalizar la venta de este tipo de equipos en desuso a través de subastas on line, sino también de ayudar a los centros a gestionar mejor sus equipos antiguos y a que les dejen vender lo que ya no necesitan.

La portavoz asegura que a la llegada de la compañía a nuestro país se ha encontrado un escenario muy similar al que ya vivieron durante su fundación.

“Cuando se creó no existía el mercado de segunda mano para el equipamiento hospitalario, lo que significa que cuando un hospital adquiría un equipo nuevo, el equipo antiguo se retiraba de los centros y se reciclaba, sin importar la edad o la condición”, indica. En aquel momento, en ocasiones eran los mismos fabricantes los que retiraban los equipos antiguos al llevar los nuevos, con o sin coste adicional, y algunos equipos se donaban a organizaciones no gubernamentales, a imagen de lo que hoy sucede aquí.

Frente a esto, indica, consideraron que era una buena oportunidad para el sector sanitario, “puesto que estaban desaprovechando recursos”. A día de hoy, destaca que en mayor o menor medida todos los hospitales del Reino Unido han aceptado la necesidad de gestionar los equipos que están en el final de su vida útil de una forma más eficiente.

En la actualidad, la compañía trabaja para más del 90 por ciento de los hospitales del sistema de salud inglés y también para los grupos de sanidad privada y empresas de arrendamiento.

Mainer explica cómo funciona el proceso: “Cuando un hospital sabe que va a renovar algún equipo, nos manda la información básica del equipo: fabricante, año de fabricación, modelo, estado de funcionalidad y alguna fotografía. A partir de ahí, enviamos una valoración y le aconsejamos la venta o el reciclaje. Aunque el equipamiento no funcione puede tener una salida una venta para piezas o repuestos”.

El destino de la tecnología sanitaria de segunda mano depende mucho del tipo de equipo, puntualiza. La portavoz cuenta que en Inglaterra, por ejemplo, los equipos se renuevan cada 5 o 7 años y les resta bastante vida útil. “Vendemos a más de 120 países, pero el principal mercado es el europeo”, remarca. Alemania y Francia son sus principales clientes, y le siguen Pakistán, Nigeria, Estados Unidos y Canadá.

Además, la cartera de clientes resulta muy variada, tanto hospitales pequeños como clínicas privadas, distribuidores, empresas de ingeniería que los ponen a punto y los venden. “Todos son profesionales sanitarios”, matiza.

La compañía actúa simplemente como intermediaria, los equipos se ponen a la venta generalmente en el estado en el que se reciben, ya que la reparación alarga mucho el proceso. Su interés principal es que se realice de forma rápida. De hecho, generalmente, el proceso de venta oscila entre cuatro y seis semanas.

Las categorías más populares, en palabras de Mainer, son equipos de radiología (TAC y resonancias magnéticas), equipamientos de quirófanos (con máquinas de anestesia, electrobisturís, monitores de pacientes, mesas de operaciones, luces quirúrgicas, etc.), así como aparatos de endoscopia, ecógrafos y equipamiento general, como desfibriladores o electrocardiógrafos, que alargan así su vida útil durante algunos años más.


El 90 por ciento de los centros de Reino Unido se desprenden de los equipos que no utilizan por esta vía



La compañía realiza una valoración sobre los equipos que se van a sustituir y asesora sobre su venta o reciclaje