ESTHER MARTÍN DEL CAMPO Madrid | viernes, 31 de marzo de 2017 h |

La elevada prevalencia de la hipertensión arterial (HTA), que afecta a un tercio de la población general y a dos tercios de los mayores de 65 años y explica gran parte de las visitas al médico de atención primaria, no garantiza que esta patología, principal factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular, reciba siempre el tratamiento que merece.

Para los especialistas de la Asociación de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-Sehlelha), que acaba de celebrar en Madrid su XXII reunión nacional, la principal limitación de los médicos de familia sigue siendo la falta de tecnología adecuada para la correcta medición de la presión arterial fuera de la consulta (AMPA), que financian los propios pacientes.

Así lo explica Teresa Gijón, miembro de la Junta Directiva de esta sociedad científica, que insiste en que “tampoco se dispone de forma generalizada de monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA), que al igual que la automedida de presión arterial ha demostrado superioridad para predecir el desarrollo de eventos cardiovasculares y, además, permite realizar un correcto diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial”.

Ambas tecnologías, permiten garantizar un seguimiento adecuado de los pacientes y valorar si están correctamente controlados en base a los objetivos recomendados, según palabras de la especialista, que destaca, además, que también sería recomendable dotar las consultas de aparatos adecuados para la medición de presión arterial con dispositivos electrónicos automáticos, que son los recomendados en la actualidad. En la práctica, “persisten en las consultas dispositivos de mercurio o aneroides que no están recomendados”, destaca.

Aparte de estas tecnologías, Gijón afirma que sería preciso realizar un correcto adiestramiento en la técnica de la toma de presión arterial a pacientes y profesionales sanitarios. Es necesario dedicar un tiempo adecuado para tomar la presión correctamente, subraya, “ya que habitualmente se requieren entre dos y tres tomas de presión arterial en condiciones basales, minimizando los sesgos que se producen en la consulta”.

Debido a estos sesgos, remarca, es necesario tomar la presión fuera de las consultas, puesto que proporciona información más real y aporta más.

La experta destaca las ventajas de estos modelos de monitorización. La AMPA aporta un mayor número de lecturas y puede ser realizada por el propio paciente, pero no aporta datos sobre la presión arterial nocturna ni los ritmos circadianos y tiene un coste para el paciente. Mientras la MAPA proporciona igualmente un mayor número de lecturas en distintas condiciones, permitiendo identificar la hipertensión de “bata blanca” y proporcionando datos sobre la presión arterial nocturna, que según cita la especialista es el mejor predictor de eventos cardiovasculares.

Datos de 200.000 pacientes

De ahí la importancia de proyectos como Cardiorisc que, tal y como explica Gijón, ha permitido dotar de dispositivos MAPA a muchos centros investigadores de atención primaria y también da soporte al registro nacional, que cuenta con una base de datos que supera ya los 200.000 pacientes. Este registro, insiste, “ha permitido conocer que el número de pacientes controlados por este dispositivo es el doble de los controlados por presión arterial en las consultas, puesto que identifica los que están bien tratados de los que no. Algo muy difícil de conseguir solo desde las consultas por el fenómeno de “bata blanca”. De este modo, se evita sobrediagnóstico y sobre tratamiento, así como la detección de pacientes con HTA enmascarada, con riesgo de infradetección e infratratamiento”, expone.

Para finalizar, Gijón recuerda que los criterios para la derivación de pacientes que no logran un buen control en primaria son heterogéneos, así como la disponibilidad de unidades de hipertensión y riesgo cardiovascular en nuestro país.