Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 21 de abril de 2017 h |

En la lucha contra el tabaquismo, cada profesional juega su papel. Su abordaje en la atención primaria ha sido uno de los temas tratados en la VIII Jornada de Prevención y Control del Tabaquismo del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), celebrada en Zaragoza.

Entre otros muchos puntos, se presentaron las pautas que deben poner en marcha los médicos de familia, que explica a GM el ponente de esta charla, Francisco Camarelles, médico de familia, vicepresidente del CNPT y miembro del Grupo de Educación Sanitaria y promoción de la salud de de Semfyc. Camarelles propone que el médico ponga en marcha estrategias de intervención breve (IB en la consulta). Esta estrategia consiste en “preguntar al paciente si fuma, aconsejar el abandono del tabaco, valorar la disponibilidad para hacer un intento de dejar de fumar, ayudar a cada persona en el intento de abandonarlo y, por último, fijar visitas de seguimiento”, según explica el experto.

Este tipo de intervenciones, continúa, van dirigidas a profesionales con limitaciones de tiempo en la consulta que atienden a gran variedad de pacientes, como es el caso de los médicos de familia.

Camarelles calcula que cada profesional sanitario tiene en la consulta una media de 400 fumadores entre sus pacientes. “La mayoría de ellos no ha pensado en dejar de fumar o se lo están pensando”, advierte, por lo que en estos casos la intervención consiste en proporcionar consejo para dejar de fumar o realizar una intervención motivacional. “En los que están dispuestos a realizar un serio intento de abandono en las próximas semanas, podemos ayudarles con una intervención para ayudar a dejar de fumar”, aconseja.

El especialista remarca que la adicción al tabaco es una “condición clínica crónica, difícil de superar si no se dispone del apoyo y del tratamiento adecuados”. Según sus estimaciones, la ayuda de un profesional sanitario puede multiplicar por cuatro el éxito en el abandono del tabaco.

Si el paciente necesita ayuda para dejar de fumar, la propuesta de Camarelles es utilizar el protocolo 1,15,30, que está recogido en la Guía de Tabaquismo de la Semfyc. Se trata de un formato para ayudar a dejar de fumar en tres consultas con dos tipos de acciones: diagnósticas y terapéuticas, tal y como explica. Este protocolo está basado en la Guía Americana última de Tabaquismo y en la Guía de bolsillo de tratamiento del tabaquismo de Semfyc de 2015.

En opinión de este experto, resulta esencial adaptar la intervención a las necesidades del paciente. “Si un paciente fumador necesita más ayuda podemos proponerle una intervención clínica más intensiva en tiempo y sesiones, o bien remitirle a un grupo para ayudar a dejar de fumar que tengamos en marcha en el centro de salud”, aclara.

Errores frecuentes

Para el vicepresidente de la CNPT, uno de los errores más habituales en las consultas de atención primaria es imitar modelos de atención superespecializada con muchos tiempos de intervención y mucha visitas de seguimiento, teniendo en cuenta las limitaciones de los médicos y enfermeros del primer nivel asistencial. En Madrid, explica, la formación de los sanitarios en esta materia corresponde a profesionales de atención hospitalaria que desconocen los condicionantes de la primaria y pretenden impulsar protocolos de unidades especializadas. “Esto lleva a que los profesionales vean complicada la intervención y no la hagan”, apunta.

En este sentido, el portavoz explica que la formación para ayudar a dejar de fumar es muy variable, con grandes diferencias entre comunidades. “Hay algunas como Cataluña que con su programa de Atención Primaria Sin Humo han conseguido una implicación muy elevada de médicos de familia y enfermeras para ayudar a sus pacientes fumadores a dejar de fumar. Durante los últimos 10 años se ha formado al personal sanitario de primaria”, advierte. Los datos últimos disponibles reflejan que en Cataluña se ayuda a alrededor de 40.000 fumadores cada año a dejar de fumar, indica. Otras comunidades “van muy atrasadas o tienen poco interés en que la atención primaria intervenga para ayudar a los fumadores a dejar de fumar”. En este sentido, Camarelles considera que la Comunidad de Madrid hay escaso interés en potenciarlo en la primaria, poca formación y, además, se emplean protocolos “inadecuados y obsoletos”.

En esta línea, subraya como un aspecto fundamental que la formación para el abordaje del consumo de tabaco en AP sea impartida por profesionales que trabajen en este nivel asistencial. Y que los protocolos de intervención se adapten a las características de este nivel asistencial, dos de las conclusiones de un proyecto europeo en el que participó este profesional.

Limitaciones principales

La principal limitación que destacan los profesionales de atención primaria cuando se les pregunta por qué no intervienen en la falta de tiempo. Esta percepción, expone, puede ser debida a que consideran que intervenir es complicado y farragoso, o simplemente que consideren que no es un tema prioritario. Sobre este punto, el experto subraya que las intervenciones de profesionales en el abandono del tabaco muestran una relación coste-efectividad muy favorable en términos de coste por año de vida ganado. “Esta intervención se ha considerado varias veces más eficientes que otras intervenciones preventivas ampliamente instauradas, como la detección y el manejo de la hipertensión arterial o el cáncer de mama”.

También hay que tener en cuenta, subraya, que el 75 por ciento de la población acude a su consulta de medicina de familia al menos una vez al año y que los pacientes fumadores valoran positivamente que su médico o enfermera de familia les ayuden a dejar de fumar, tal y como destaca.

Otra clave para intervenir, concluye, es preguntar sistemáticamente al paciente sobre el tabaco. “Si no preguntamos, difícilmente vamos a hacerlo”, remarca.