Sandra Pulido Madrid | viernes, 08 de septiembre de 2017 h |

La llegada de septiembre significa para muchos la vuelta a la rutina, algo que se convierte en un tormento para algunas personas. Tanto es así que uno de cada tres españoles sufre el estrés postvacacional al reincorporarse al trabajo.

Las principales manifestaciones de este síndrome son desgana, tristeza, apatía, cansancio o trastornos del sueño. Sin embargo, no a todos les afecta por igual. En gran medida, depende de la actitud de la persona, pero también de la profesión que desarrolle.

En el sector sanitario “en el que las personas son clave y en el que los recursos humanos son parte esencial para un profesional con motivo de dar excelente servicio al paciente, cada vez más se habla del temido estrés postvacacional”, explica José Luis Martínez Jiménez, Técnico Prevención, Salud y Bienestar en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

La vuelta a las guardias de 24 horas, la falta de personal y la exigencia de reducir el periodo de adaptación al mínimo tiempo posible contribuye a que este “cuadro depresivo que podría necesitar incluso terapia” golpee fuertemente a los profesionales de la salud.

“Las especialidades que están en primera línea son las más estresantes. Normalmente, el médico de familia en atención primaria” se ve especialmente afectado por el periodo que llega después de las vacaciones, resalta Pilar Bartolomé, secretaria de Salud Laboral de CESM.

Cada persona debe tener sus propios sistemas de adaptación para poder sobrellevar el trabajo. En el caso del sector, “cuanta más responsabilidad tienes, el periodo de adaptación tiene que ser más corto para poder dar el 100 por cien”, añade Bartolomé.

Saturación de consultas

Los expertos no consideran que el síndrome postvacacional sea una patología como tal, sino más bien un periodo de adaptación al medio. En cualquier trabajo el estrés previo que se tenía antes de comenzar las vacaciones vuelve rápidamente al reincorporarse al puesto laboral.

Para Francisco José Sáez Martínez, responsable de Salud Laboral de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, “en los médicos de familia, desgraciadamente, el nivel de estrés que sufrimos sin ser postvacacional es excesivamente alto como para que cualquier circunstancia nos pueda llevar a límites. En este caso, incorporarse después de las vacaciones es algo que genera a veces ciertos problemas de adaptación”.

La saturación de pacientes que se vive en muchos centros de atención primaria pasa factura en el día a día de las consultas. “Nos encontramos a muchos pacientes que sufren síntomas de un estrés postvacacional y acuden a un médico saturado que sufre también esos mismos síntomas y no es desde luego la mejor situación para hacer un abordaje correcto”, continúa. “La falta de suplentes hace que las consultas de Atención Primaria estén tan repartidas que para un médico de familia el estrés postvacacional puede llegar en el mes de octubre que es cuando más o menos se produce el retorno de la plantilla”. Hasta el Día de la Hispanidad (12 de octubre) las plantillas de los centros de salud no vuelven a estas al completo.

“Cuando los médicos vuelven de vacaciones se encuentran una consulta llena con 40 o 50 pacientes, que llevan esperando todo el verano con tres o cinco motivos de consulta. Todo ello genera ese cuadro de reacción”, concluye Sáez Martínez.