NUEVAS TECNOLOGÍAS

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CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 22 de noviembre de 2019 h |

¿Cómo la calidad puede irrumpir en los servicios de oncología? Con este pretexto, Douglas Blayney, profesor de oncología en Standford y miembro de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO) abordó el papel de las nuevas tecnologías en las consultas de oncología, y como éstas ayudan en todo el proceso asistencial.

Actualmente, se está intentando mejoras las herramientas tecnológicas disponibles en materia de investigación con los ensayos clínicos y los servicios sanitarios. En este escenario, “tenemos una cantidad importante de evidencias para establecer directrices y medidas de calidad”, apuntó el experto.

El ritmo en el abordaje del cáncer lo marcan las guías basadas en la evidencia y las medidas de calidad. Sin embargo, la ayuda tecnológica también puede mejorar la asistencia. Eso sí, para Blayney la atención sanitaria de alta calidad debe estar coordinada. “Es un trabajo en equipo entre varios profesionales”. Sin olvidar a los propios pacientes. Ejemplo de ello son los comités de tumores que ya incorporan a los pacientes en la discusión del tumor.

En Estados Unidos, dijo, están trabajando en una iniciativa basada en big data para mejorar este proceso. “En 2010 empezamos a recabar toda la información y sacar conclusiones, ahora, ya tenemos los resultados y tenemos un sistema de captura de datos electrónicos”. De hecho, ya pueden comenzar a trazar el mapa de los pacientes con cáncer.

Otra de las aplicaciones del big data es clasificar a los pacientes en función de su dolor, según indican en cada visita. De hecho, apuntó a que el 84 por ciento de los pacientes tienen dolor cuantificado.

“Cuando se habla de valor tenemos que dividirlo en episodios de atención de cuidados, es decir, cómo medimos la atención oncológica en función del inicio de la enfermedad, la recaída, o la atención a lo largo de toda la vida”.

Blayney indicó que a pesar de intentar dividir esos episodios, el problema ha sido determinar la recaída a partir de la información del paciente que ofrece el big data. “No es fácil hacerlo a partir de la historia clínica”, lamentó.

En Standford llevan una década con la historia clínica electrónica y cuentan con un procesamiento de lenguaje natural para que el ordenador analice las notas de los médicos e identifiquen términos que indiquen recaída. “Todo esto lo pasamos por un algoritmo y podemos detectar la recaída”. Actualmente se encuentran en la fase de confirmación y de momento pueden detectar recidivas en hígado, hueso o corazón gracias a este proceso.


En Standford trabajan en determinar la posibilidad de recidiva a través de los datos