Esther Martín del Campo Redactora jefe Gaceta Médica | viernes, 31 de agosto de 2018 h |

La Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) se han propuesto poner en la agenda institucional el problema de la iatrogenia. Desde hace tiempo tienen en marcha un grupo de trabajo, integrado por 26 expertos de ambas entidades, que persigue como objetivo último limitar en la medida de lo posible los daños relacionados con la atención sanitaria.

Su visión común se ha materializado en un documento bajo el título ‘Iatrogenia: análisis control y prevención’. En este informe, las entidades realizan una primera toma de contacto sobre el asunto, y ponen de relieve la ausencia de estimaciones globales, exactas y precisas de los costes que la iatrogenia impone a los sistemas de salud y a la sociedad, aunque en varios países sí se han realizado aproximaciones parciales a los costes de la iatrogenia debida a eventos adversos, a errores médicos o a complicaciones quirúrgicas, algunos de ellos en España.

Según sus datos, alrededor del 15 por ciento del gasto y la actividad hospitalaria en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pueden atribuirse a los fallos de seguridad. Además, remarcan que se producen más 40 millones el número de eventos adversos hospitalarios en todo el mundo, dato que se acompaña de la pérdida anual de 23 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) por estas causas.


Cada año se producen más de 40 millones de eventos adversos en el ámbito hospitalario, y se estima que una pérdida anual de 23 AVAD


La información disponible permite situar la iatrogenia y la seguridad del paciente como una prioridad internacional, aunque a día de hoy, remarcan, no se puedan conocer sus conocer sus costes en el Sistema Nacional de Salud.

A modo de resumen, el grupo de trabajo lanza ocho recomendaciones básicas que toman como punto de partida que las autoridades sanitarias reconozcan la iatrogenia como un problema de salud pública nacional. En su opinión, deben incluirse de forma clara entre las prioridades reales de las políticas de salud y sanitarias y cumplir los objetivos marcados en materia de seguridad del paciente y de iatrogenia.

Recursos necesarios

Además, subrayan que es preciso que las autoridades proporcionen los recursos necesarios para intensificar la puesta en práctica y la evaluación de herramientas como la Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud, así como rendir cuentas de sus resultados.

En la misma línea, ambas entidades consideran necesario que las autoridades sanitarias prioricen el diseño y la implantación de un sistema de incentivos alineados con los objetivos de esta estrategia, prestando atención al fortalecimiento de los sistemas de información vinculados con la seguridad del paciente y los sistemas de notificación de incidentes y eventos adversos, tal y como citan textualmente en el documento.

Otro punto que destacan es la importancia de hacer públicos los resultados de las evaluaciones periódicas de las líneas de la estrategia nacional y de otras actuaciones, junto a otras ideas como fomentar la comparación de las mejores prácticas y difundir la información sobre buenas prácticas a escala nacional e internacional.

Además, en quinto lugar, recomiendan diseñar, implantar, financiar y mantener a largo plazo una política de investigación sobre causas y determinantes de la iatrogenia, así como la evaluación independiente de medidas preventivas y de resultados.

Otra idea de estas organizaciones pasa por acometer las reformas legislativas necesarias para proteger a los profesionales de la repercusión de la notificación y reconocimiento de los eventos adversos.

También proponen fraguar un frente activo y coordinado para impulsar las recomendaciones que podría estar integrado por corporaciones profesionales, sociedades científicas, autoridades, comisiones de bioética, universidades con formación en salud, asociaciones cívicas, organizaciones de pacientes y de consumidores y ciudadanía en general.

Para finalizar reclaman un baremo de daños sanitarios, que aumente la seguridad jurídica y reduzca la variabilidad injustificada en indemnizaciones en procesos judiciales y extrajudiciales, sería de utilidad para disminuir la litigiosidad y la práctica de la medicina defensiva.

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La punta del iceberg

La prevalencia de eventos adversos en nuestro país se sitúa en un 11,8 por ciento en atención primaria, y en un 9,3 por ciento en el entorno hospitalario. En las unidades de cuidados intensivos, el riesgo asciende al 40 por ciento, y de un 7,2 por ciento en los servicios de urgencias. Son datos de los estudios ENEAS y APEAS, promovidos por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

Los profesionales sanitarios se consideran “segundas víctimas” de la iatrogenia. El documento matiza que los profesionales involucrados en estos episodios se preocupan por la evolución del paciente, y también por las consecuencias legales y profesionales, con un fuerte impacto a nivel emocional.

Los centros y organizaciones en los que se producen se consideran “terceras víctimas” por la posible pérdida de prestigio y de confianza del paciente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso estudiar la iatrogenia en cinco etapas, según recoge el documento analizado: Determinar la magnitud del daño y el número y tipo de eventos adversos, entender sus causas, encontrar soluciones, evaluar el impacto de las soluciones en la vida real y trasladarlas a la práctica.

Los especialistas consideran que la imagen del iceberg constituye una visión complementaria adecuada sobre la iatrogenia. La parte visible se asemeja a los eventos adversos más graves, que representan una novena parte del problema global.

En la zona sumergida, tal y como exponen en el documento, se sitúan los incidentes, casi incidentes, eventos adversos leves, factores y circunstancias latentes y los daños derivados del ámbito de la prevención, promoción y protección de la salud.